Camarada llamarada de Carolina Escarrá Gil|La receta ULBV y el Sur (Opinión)

El 8 de diciembre es una fecha que signa nuestra lealtad y amor al presidente Hugo Chávez. Se cumplen tres años de aquel Consejo de Ministros en el que nuestro Comandante Eterno invocó la convicción «irrevocable, plena como la luna llena», de nuestro camino hacia la construcción del Estado Comunal con la conducción de su hijo, Nicolás Maduro.

Por otra parte, gracias a la unidad de las fuerzas revolucionarias, en la lucha por cumplir con el Programa de la Patria, especialmente en su objetivo independentista, en medio de una de tantas batallas de los últimos 16 años, también se selló la victoria arrasante de las elecciones regionales del 2014, que consolidó la legitimidad para la continuidad del proceso bolivariano.

Unos días antes, la Patria Grande, a imagen de la visión geopolítica del Libertador Simón Bolívar, dio otro gran paso en la consolidación de la unión latinoamericana, evocando el proyecto de anfictionía bolivariano.

Con la reciente Cumbre de la Unasur -hija de la Cumbre Energética Suramericana del 17 de abril de 2007-, se recordó a forjadores de nuestra segunda independencia como Hugo Chávez, Néstor Kirschner y Luiz Inacio Lula da Silva, quienes en 2005 dijeron ¡No al ALCA! en Mar de Plata y participaron en los orígenes de Unasur.

Además de ello, se avanzó en muchas cosas. Se avanzó en la visión y necesidad de profundización de una identidad común suramericana; se avanzó en la necesidad de construir un mundo que no funcione bajo la lógica del capital y del dinero, sino la lógica de los pueblos; se avanzó en la creación de un pasaporte regional que permita la movilidad ciudadana dentro de todos los países del bloque; en la propuesta de un centro de arreglo de diferencias para contrarrestar la supremacía de las empresas transnacionales sobre los Estados soberanos.

También se avanzó en la arquitectura financiera regional con instituciones como el Banco y el Fondo del Sur, para liberarnos de la dependencia económica y financiera que impusieron los imperios a través de las organizaciones de Bretton Woods, luego de la II Guerra Mundial; así como en el afianzamiento de la importancia de la educación y la tecnología, entre otros temas, con el fin de lograr la Zona de Paz que necesita el planeta para su supervivencia, con la receta ULBV del Comandante, también para la Patria Grande.

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