Nos tienen atosigados con una barbarie disfrazada de legalidad. Tanta que ya resulta cansona. Tan aberrante en sus absurdos fines, qué, ni los disfraces de Carnaval lograron alegrarnos. Broma singular y el mas siniestro dislate jurídico, que los sin oficio de varias ONG venezolanas hallan podido cocinar en mucho tiempo.
Es un mamotreto que pretende ser serio, y que, unas jóvenes y otras no tanto, esposas de detenidos, por diversas aberraciones y violencia que causaron la muerte a muchas personas, se dedican por la vía del turismo jet set, a hacer conocer a cuanto ministro de algún país reconcomido con nosotros, las reciben.
Se trata de la innominada Ley de Reconciliación y Amnistía. Artefacto de política de tan insensata legalidad y fines, que seguro pasará a la historia por mas de 100 años siendo motivo de burlita de la crónica y el costumbrismo venezolano.
Será recordada como una de las máximas chifladuras legislativas que regalara en la Asamblea Nacional (AN), el birlador que le robó el home a Primero Justicia (PJ), a quien correspondía el puesto en la Presidencia de la AN: el poco tratable HRAllup.
Sorprende esta farsa por el burdo humor que alberga. Por que eso de presentar un proyecto de ley de 45 artículos que incuban 23 delitos, cada uno correspondiente a una persona en particular, es algo que ni a los adecos se les ocurrió hacer en su reinado de 45 años.
Será una joda histórica eso de exculpar de delitos y asesinatos y hacer héroes a quienes son los victimarios, disque, para reconciliarnos. ¡Otra burla!