Reconócelo

A desalambrar

Por: Ana Cristina Bracho

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Mi amigo Gustavo vive en Caracas desde siempre. Una vez me mostró su escuela, otra, me enseñó cómo salir de la Pastora y, casualmente, ese día casi lo atropellé. Él vive en mi calle y solemos juntarnos por música, café y poesía. Todo bien pero hay quiénes han inventado lo contrario.

Dicen que Gustavo «huyó» a México y pese a que huyó de este sistema castro-chavista ahora está en México, trabajando en la campaña de López Obrador, quien tiene muchos años en la política mexicana pero según la prensa venezolana, es un chavista que exportamos hace dos semanas desde Caracas o desde La Habana.

Gustavo, que es uno de esos muchachos que, siendo chavista no tiene vocación de burócrata no ha sido nunca una alta autoridad y aunque camina por esta calle su acercamiento es más el de un artista que otra cosa. Por lo cual, el podría haber pasado la vida convencido que el fascismo no lo iba a mirar en la cara.

Eso hasta ese día donde supo que en una página estaba su nombre y una foto. Una narrativa donde casi todo era inventado y un exhorto para que lo reconocieran en la que afirmaban era su nueva demora. Su nombre es uno de muchos, la página es una entre varias.

Él sintió que el problema era solo de él y llamó a un abogado, desconcertado porque la publicación causaba rabia, risa, sorpresa y miedo porque es difícil de entender porque lo exponen y fácil de saber para qué lo hacen.

Lo hacen porque, aunque en las calles, en el presente, el odio se ha controlado al perder el manto de la impunidad, sigue vigente en las redes y ahora se ha adaptado a la idea que en el país existe una diáspora, que incluiría a militantes oficialistas a los cuales la oposición extraterritorial les hace la promesa de que los alcanzará con una represalia en el lugar donde se encuentren.

Esto, queridos, es fascismo y aunque tenga una promesa de que los actos serán acometidos por personas no identificadas, en territorios distintos al nuestro, es un asunto de interés nacional. Estas páginas penetran en nuestro espacio porque están siendo accesibles y probablemente cargadas de información desde Venezuela; amenazan la vida y la integridad física de venezolanos, a la vez que promueven el odio.

Algunos venezolanos que, a diferencia de Gustavo que está en Caracas, han sido interceptados, perturbados y hasta lesionados en el extranjero, bajo motivaciones y formas similares a los linchamientos. Muchos no lo reportan porque entienden que se exhibirían más, otros hasta intentan hacer publicas declaraciones de arrepentimiento por su chavismo, un poco porque creyeron algunos discursos electorales de esos de “hermano chavista”.

En un momento donde el país necesita sentar las bases de su reconciliación y su paz interna para poder enfrentar el complejo escenario internacional que transita, tenemos que incorporar esta faceta a las acciones que deben atenderse porque no lograremos nada omitiendo que ocurren y que nos enumeran.

@anicrisbracho
Caracas