Reconstruyen el rostro de ‘Lucy’, nuestra antepasada australopiteca, y explican en qué fallaron los museos

Un equipo de científicos ha desafiado las reconstrucciones visuales existentes de nuestros antepasados y ha propuesto su versión de cómo podría haber sido la cara de ‘Lucy’, la hembra de australopiteco más conocida que los arqueólogos desenterraron en 1974, en Etiopía.

Los expertos también recrearon el posible aspecto del ‘Niño de Taung’, un homínido de 2,8 millones de años que murió a los tres o cuatro años de edad, cuyos restos fueron hallados en lo que ahora es Sudáfrica. Su imagen aparece a la derecha (B), al lado de ‘Lucy’ (A).

A diferencia de reconstrucciones faciales previas, los investigadores explicaron por qué decidieron representar las caras de la forma en la que lo hicieron y las razones por las que difiere el color de piel en ambas imágenes. En su estudio, publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution a finales de febrero, recuerdan que no se dispone «de un método empírico para reconstruir de forma fiable las concentraciones de melanina epidérmica en los australopitecos», y asimismo, se guiaron por lo que se sabe sobre las funciones de la melanina como barrera para filtrar la radiación ultravioleta.

«El color de la piel del ‘Niño de Taung’ se reconstruyó para que pareciera similar al Homo sapiens moderno nativo del sur de África», indicaron los científicos, apuntando a la existencia de «una fuerte relación entre la latitud y el color de la piel». El aspecto de ‘Lucy’ fue perfilado bajo la misma lógica, aunque los resultados fueron muy diferentes, tomando en cuenta que el color de la piel se asemeja más al de los simios llamados bonobos.

«El aspecto de la piel puede verse alterado en función de la propia interpretación subjetiva de la posición taxonómica de estos especímenes», explican los investigadores, tras agregar que el concepto del tono ‘oscuro’ no es tan descriptivo como se puede pensar en un principio.

Errores de las reconstrucciones en los museos

Uno de los autores del estudio, Ryan Campbell, de la Universidad de Adelaida (Australia), se quedó en estado de ‘shock’ cuando, se dio cuenta de que todas las caras reconstruidas de ‘Lucy’ en distintas partes del mundo eran muy diferentes.

«Esperaba encontrar coherencia en las reconstrucciones expuestas en los museos de historia natural, pero incluso allí, las diferencias eran tan drásticas que casi pensé que todos los expertos anteriores no se habían topado con una sola reconstrucción de homínidos antes de comenzar la suya», recordó Campbell.

Otro autor del estudio, el artista Gabriel Vinas que se dedica a la fase de esculpir el modelo en el laboratorio, también criticó a la comunidad científica por dejarse llevar con facilidad «por el aparente realismo de una reconstrucción sin cuestionar su validez». Al respecto, el experto considera que se asume «la validez de un proceso antes de cuestionar a los artistas sobre cómo confirman la fiabilidad de sus métodos, la aplicabilidad de sus datos o incluso cómo producen y publican los datos».

Como resultado, los restos y cráneos hallados por los arqueólogos pueden dar lugar a representaciones finales tan dispares como una criatura de cuatro pies en un museo y un ser que caminaba erguido sobre dos pies en otro.

Al reprochar a los autores de las reconstrucciones faciales previas por hacer su trabajo con evidentes fallas metodológicas y sin guiarse únicamente por fundamentos científicos, los investigadores también apuntan a las graves implicaciones sociales que se desprenden a raíz de la influencia de las ideas sobre lo primitivo y lo salvaje en oposición a lo civilizado y lo moderno, y la consiguiente representación parcial y sesgada de nuestros antepasados.

F/RT
F/2021 Campbell, Vinas, Henneberg y Diogo / CC BY 4.0