Por Alfredo Cisneros|Recordando a Elisa (Opinión)

Ayer, miércoles 6 de julio, se cumplió un año de la muerte de Elisa Guerrero, conocida en el escenario llanero como “La Veguerita”. Una voz nacida en tierra apureña y amoldada en el canto con el acento veguero y campesino propio de “lo más criollito del mapa”; orgullo y esencia del nacido en Elorza. Allí nació, creció y se formó en el canto llanero Elisa Guerrero; quien en su etapa de muchacha fue atrapada por las cuerdas del arpa cuando escuchó los pasajes de Francisco Montoya, el canto seryer, miércoles 6 de julio, se cumplió un año de la muerte de Elisa Guerrero, conocida en el escenario llanero como “La Veguerita”. Una voz nacida en tierra apureña y amoldada en el canto con el acento veguero y campesino propio de “lo más criollito del mapa”; orgullo y esencia del nacido en Elorza. Allí nació, creció y se formó en el canto llanero Elisa Guerrero; quien en su etapa de muchacha fue atrapada por las cuerdas del arpa cuando escuchó los pasajes de Francisco Montoya, el canto serenatero de Jesús Moreno y el tono recio y altivo del “Carrao de Palmarito”. Entonces surge Elisa Guerrero sobre el escenario llanero, conquistando espacio y ganando festivales imponiendo su voz y estilo que más tarde le identificaron como “La Veguerita”.

Celebro haberle conocido y contarme entre la legión de amigos que en vida supo conquistar con su canto y personalidad. Me confieso admirador y seguidor de su discografía; esa que le hace eterna e inmortal entre los venezolanos seguidores y querendones de nuestra música llanera. Recuerdo su “Guayabo motolito”, tema que representó su primer gran éxito que le dio a conocer en todo el país. Luego vinieron “Juro que te gusto”, “Bajo el cielo azul del llano”, “La pobre campesina”, “Soy la caimana que ronca”, y más recientemente: “Entre mecía y mecía”, “El puñal de tu abandono” y “El gobernao”.

Recuerdo aquel 6 de julio, hace un año, cuando la sabana amaneció de luto tras la madrugadora noticia de su muerte; en un acto vil, cobarde e insensato encarnado en un muchacho de apenas 15 años. Legalmente “el caso” ha seguido su curso. El homicida adolescente está sentenciado, mientras su madre espera juicio implicada como autor intelectual, junto a un hombre señalado de cómplice.

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