Reducción de la población de China: ¿Cómo afecta esta tendencia a su economía?

Esta semana la Oficina Nacional de Estadísticas de China (NBS, por sus siglas en inglés) reportó la reducción de la población en 2022, la primera vez en más de seis décadas desde 1961, cuando la nación se enfrentó la peor hambruna, provocada por la política agrícola de Mao Zedong conocida como el Gran Asalto Adelante.

A fines del año pasado, la población de China continental era de 1.411,75 millones. El año pasado nacieron 9,56 millones de personas y murieron 10,41 millones, lo que representa una disminución de 850.000 habitantes. De esta forma, la tasa de natalidad registró uno de sus mínimos históricos, mientras que el índice de mortalidad fue el más alto desde 1974 con 7,37 muertes por cada 1.000 habitantes.

La noticia acaparó las portadas de los medios, dado que, según algunos cálculos, la India ya habría superado a su vecino, convirtiéndose en el país más poblado a nivel mundial. Mientras, los pronósticos de la ONU señalan que la India superará el récord demográfico a finales de 2023.

Analistas advierten que las estadísticas chinas podrían repercutir en el desarrollo económico del gigante asiático con el envejecimiento de la fuerza laboral y una mayor presión sobre las arcas públicas.

De la pobreza a la prosperidad

En las últimas cuatro décadas, China, que durante mucho tiempo gozó del llamado dividendo demográfico (el impulso a la productividad económica gracias al aumento de la proporción de población activa), se transformó de una nación pobre hasta la segunda economía más grande del mundo, recoge el diario The New York Times. Estadísticamente, si en 1980 el PIB per cápita era de 194,8 dólares, este índice se disparó hasta los 12.556 dólares, según los datos del Banco Mundial.

La esperanza de vida también creció significativamente de 64 años en 1980 hasta 78 años en 2020. Paralelamente, el gigante asiático experimentaba otra tendencia demográfica: la caída de la tasa de fecundidad. En 1980, el promedio de nacimientos por cada 1.000 personas llegó a 18,2 frente a 8,5 en 2020.

Medidas para postergar lo inevitable

Las autoridades chinas intentaron posponer el inicio de la contracción de la población a través de diferentes medidas. Con este objetivo, relajaron la política de un solo hijo, impuesta en la década de 1980 por temor a la sobrepoblación, permitiendo tener dos hijos en 2015. Más adelante, cuando el índice de natalidad chino cayó en 2021 por quinto año consecutivo, el límite aumentó a tres.

Desde entonces, Pekín promovió una serie de estímulos, incluidos subsidios en efectivo, reducciones de impuestos y concesiones de propiedad, para alentar a las parejas y las familias pequeñas a tener más hijos. Sin embargo, estas medidas no fueron suficientes para detener la disminución de la natalidad o cambiar las ideas arraigadas sobre el rol de la mujer en casa, señaló a NYT Zheng Mu, profesor asistente de sociología de la Universidad Nacional de Singapur que estudia la fertilidad en China.

El año pasado el Gobierno admitió que el país estaba a punto de enfrentar la disminución de su población, pero los pronósticos oficiales indicaban que este proceso empezaría antes de 2025. Ante este panorama, el presidente chino, Xi Jinping, anunció en octubre del año pasado que se establecerá «un sistema para impulsar la natalidad y aplicar una estrategia nacional proactiva frente al envejecimiento de la población».

La situación en la que se halla China ahora mismo es típica para muchos países en vías de desarrollo. A medida que crece su economía, los indicadores de natalidad empiezan a mermarse drásticamente debido al incremento de los ingresos y el mejor nivel de educación entre los habitantes. Asimismo, el progreso en la calidad de vida, incluidas las mejoras en el sector de asistencia médica, garantiza el aumento de esperanza de vida.

«Una China que el mundo no ha visto nunca»

A su vez, los expertos están preocupados por si en China habrá suficiente cantidad de mano de obra que garantice el desarrollo de su economía. «A largo plazo, vamos a ver una China que el mundo no ha visto nunca. Ya no será la población joven, vibrante y en crecimiento. Empezaremos a apreciar a China, en términos de población, como una población vieja y en retroceso», sostuvo Wang Feng, profesor de sociología de la Universidad de California (EE.UU.).

Desde el diario neoyorquino señalan que el envejecimiento poblacional conllevará a la reducción de los ingresos fiscales, mientras que se mermarán las contribuciones al sistema de pensiones que ya está bajo fuerte presión.

Por su parte, el jefe de la NBS, Kang Yi, comunicó este 17 de enero que la caída en el número de nacimientos está vinculada a factores como la disminución del deseo de tener hijos, el retraso del matrimonio y el embarazo, así como el menor número de mujeres en edad reproductiva. Además, sostuvo que la contracción de la población no es algo por lo que hay que preocuparse «demasiado». En este sentido, añadió que la fuerza laboral sigue superando la demanda.

Entretanto, los datos de la oficina de estadísticas indican que el 62 % de la población se encuentra en edad activa (definida en China entre los 16 y 59 años) frente a un 70 % hace diez años, lo que pone de manifiesto los desafíos que afronta la nación con el envejecimiento de sus ciudadanos y el creciente número de personas a cargo, que frena el desarrollo económico.

Pese a los reportes de las autoridades, algunos analistas sostienen que a estas alturas le resultaría muy difícil a Pekín revertir la tendencia en el descenso poblacional. «No creo que haya ningún país con una tasa de fecundidad tan baja como la de China y que luego haya recuperado la tasa de reemplazo», señaló Philip O’Keefe, director del centro de investigación Aging Asia Research Hub.

El PIB crece, pero menos de lo previsto por Pekín

La contracción de la población se solapó con la desaceleración económica de China. Según los datos oficiales, el PIB del país creció el 3 % en 2022 hasta llegar a los 17,93 billones de dólares, y aumentó el 2,9 % en el cuarto trimestre del año, superando las expectativas, recoge el medio estatal CGTN.

Las cifras de 2022 no solo son menores en comparación con las de 2021, cuando el PIB se elevó un 8,4 %, sino que no encajaron en las previsiones iniciales del Gobierno fijadas en el 5,5 %.

La diferencia entre las predicciones iniciales y el resultado final se debe en gran parte a la imposición de estrictas medidas anticovid ante el rebrote de los casos y las muertes a lo largo del año pasado. Sin embargo, a partir de diciembre, el Ejecutivo empezó a levantar paulatinamente su estricta política de ‘cero covid’ y este mes incluso abrió las fronteras para extranjeros.

En este contexto, se destacan otros datos oficiales claves de China referentes a 2022:
– La producción industrial subió el 3,6 % en comparación con 2021.
– Las ventas al por menor se contrajeron el 0,2 %.
– La inversión en activos fijos creció el 5,1 %.
– El comercio exterior de mercancías aumentó el 7,7 %.
– El índice de precios al consumidor subió solo el 2 %, una cifra muy por debajo de los números registrados en otras grandes economías.
– Se crearon más de 12 millones de nuevos puestos de trabajo en las ciudades.
Pese a que el país logró sorprender en algunos ámbitos con índices más favorables de los pronósticos realizados por agencias como Bloomberg y Reuters, la NBS advirtió que todavía es prematuro afirmar que la recuperación económica del mercado doméstico es «sólida». El organismo lo vinculó con «la compleja y severa situación internacional», al tiempo que apuntó a que «la presión interna de la contracción de la demanda, el choque de la oferta y el debilitamiento de las expectativas sigue acechando».

¿Cuáles son las previsiones para este año?

Casi todas las provincias del país aspiran a conseguir la meta del 5 % del crecimiento o más este año, mientras que el Gobierno central priorizará el incremento del consumo y la inversión.

Asimismo, pueden materializarse más incentivos fiscales y monetarios. Entre otras medidas, el Ejecutivo tomó medidas para atenuar la revisión reguladora de la industria tecnológica y revirtió algunas restricciones en el sector inmobiliario, recoge Bloomberg.

«El pronóstico para el crecimiento del PIB en 2023 ha mejorado en comparación con nuestras estimaciones anteriores», sostuvo Iris Pang, economista jefe de la empresa financiera ING Groep NV. Aunque ahora desde la firma sugieren que la economía china crecerá un 5 % este año, toman en cuenta la situación a nivel global.

«No se puede ignorar el hecho de que China siga enfrentándose a considerables vientos en contra, incluida la demanda externa, con probables recesiones en EE.UU. y Europa este año», destacó Pang.

Al mismo tiempo, tampoco se puede omitir el factor demográfico que tendrá impactos sobre el mercado laboral, la demanda de la vivienda y el sistema de pensiones. «China no puede confiar en el dividendo demográfico como motor estructural para el crecimiento económico. En el futuro, los índices demográficos serán un viento en contra. El crecimiento económico tendrá que depender más del crecimiento de productividad», vaticinó Zhiwei Zhang, presidente de la empresa asiática de gestión de activos PinPoint Asset Management.

Pese a estos pronósticos, el Banco Mundial prevé que el PIB real de China crecerá un 4,3 % este año y un 5 % en 2024, según las estimaciones del organismo publicadas en enero.

T/Rt