Luego de cuatro meses de desastre neoliberal, la expresidenta de la República Argentina Cristina Fernández de Kirchner regresa a prestar declaración por una causa amañada. La citación se convirtió en un búmeran para el establishment.
“El 13 de abril argentino” produjo un importante reacomodo de la correlación de fuerzas nacional, con repercusiones regionales.
En primer lugar, dejó en claro la adhesión al liderazgo de Cristina y su capacidad de movilización. Hoy en la Argentina, ni el flamante Presidente mueve tanto pueblo. Es que la adhesión a Mauricio Macri es de individuos desconectados entre sí. Macri no tiene pueblo organizado, tiene televidentes, tiene espectadores.
Sin militancia, sin pasión, sin conciencia crítica, con una situación económica que empeora, la imagen de Macri cae rápidamente. Por eso su principal estrategia es acusar de todo al “Gobierno anterior”, generar desprecio y bronca hacia el kirchnerismo y todo lo que suene a nacional y popular, para ocultar las propias debilidades. En esa estrategia, puede comprenderse la jugada de citación a Cristina. Aunque a todas luces salió mal.
Sin embargo, no hay que subestimar el trabajo del enemigo. Todavía hay amplios sectores populares, especialmente en las fuertes capas medias argentinas, que responsabilizan al kirchnerismo por los problemas que surgen debido a la aplicación de medidas neoliberales.
Pero el regreso de Cristina demostró que existe una importante masa crítica de población que está consciente de lo que sucede. Se trata de una gran masa del pueblo, casi la mitad de la población que votó en contra, que con organización y conciencia puede dar vuelta la correlación de fuerzas.
Son aquellos que salieron por cientos de miles el 24 de marzo. Y también quienes salieron a la calle a dar un contundente respaldo a la exPresidenta este 13 de abril.
El regreso sirvió para que Cristina convocara a un frente antineoliberal, un frente ciudadano, un frente patriótico, para pelear por los derechos adquiridos.
Por ahora nada más. Y nada menos. A cuatro meses del gobierno de Macri, el tema principal de la política volvió a ser Cristina. A escala regional es importante analizar el caso, porque la ofensiva derechista tenía al gobierno de Macri como “ejemplo y guía del cambio”.