El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, advirtió que aún es demasiado temprano para confiar en una vacuna como la solución inmediata contra la pandemia de Covid-19.
«Hemos vencido un obstáculo importante, pero todavía quedan muchos más por vencer antes de saber si la vacuna podrá utilizarse», recalcó el gobernante, tras anunciarse este lunes que la vacuna que desarrollan la farmacéutica estadounidense Pfizer y la firma alemana BioNTech tiene un 90 por ciento de efectividad.
Según explicó Johnson en rueda de prensa televisada a la nación, primero será necesario confirmar la seguridad del producto y revisar toda la información antes de comenzar a aplicarlo de forma masiva.
Aseguró, no obstante, que si la vacuna de Pfizer, como se le conoce, pasa todos los chequeos de seguridad y demuestra ser efectiva, el Sistema Nacional de Salud iniciará la distribución de los 40 millones de dosis ya contratadas, y que servirían, dijo, para inmunizar a un tercio de la población británica, pues cada persona necesitaría dos.
El primer ministro del Reino Unido aclaró que independientemente de que haya o no una vacuna en camino, será necesario seguir haciendo todo lo posible ahora para reducir la tasa de transmisión del virus.
El vicejefe médico para Inglaterra, Jonathan Van Tam, fue igual de cauteloso que Johnson, al apuntar que conseguir un antídoto efectivo es muy difícil, y subrayó la necesidad de conocer si evita la transmisión asintomática de la Covid-19.
«Eso quiere decir que no sabemos aún si las vacunas detendrán la propagación de la enfermedad», remarcó el especialista.
El Reino Unido reportó este lunes otras 194 muertes a causa de la Covid-19 y 21 mil 238 nuevos casos positivos a la enfermedad, para un total de 49 mil 238 decesos y un millón 213 mil 363 contagios desde que comenzó la pandemia.
Para tratar de frenar la segunda ola del virus, el gobierno impuso un confinamiento de cuatro semanas en Inglaterra que comenzó a regir desde el jueves pasado, mientras que las autoridades semiautónomas de Gales, Escocia e Irlanda del Norte también incrementaron las restricciones y el distanciamiento social.
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