«La naturaleza misma del imperialismo lo caracteriza como fuerza colonizante y destructora de la cultura de aquellos países débiles, cuyas riquezas agrícolas o minerales y mano de obra barata, son de vital importancia para aquel».
En su teatro, su obra plástica, su poesía, sus ensayos y en todo su proceder como artista comprometido con el pueblo, César Rengifo dio testimonio no solo de genio y sensibilidad, sino, sobretodo, de una firme convicción revolucionaria y de un rechazo a todo lo que atenta contra las culturas originarias.
Al referirse a «Los medios alienantes y las influencias deformantes de las culturas nacionales», en ponencia presentada en la IV Conferencia del Teatro del Tercer Mundo, Rengifo desmonta el andamiaje ideológico imperial y su estrategia de desmantelamiento de las expresiones culturales populares.
«Dentro del conjunto de acciones dirigidas a controlar e inducir la ideología de un país -expone Rengifo- están aquellas que atañen a la intelectualidad. Atraerla mediante toda suerte de halagos y tentaciones, confundirla y dividirla, separarla de sus raíces culturales propias, acentuarle su tendencia al individualismo y desarrollarle una actitud vergonzante por lo propio, por lo tradicional, desarraigarla, en fin, de su realidad…».
Parecieran palabras dichas pensando en las batallas que damos hoy y en la conducta que una cierta «intelectualidad mediática» asume con el dócil servilismo que le solicitan y agradecen esas fuerzas colonizantes aludidas por César.
De allí la importancia y trascendencia de difundir, ahora y siempre, el legado artístico y el pensamiento político de este venezolano, a quien nuestro Comandante Eterno frecuentemente citara como referencia necesaria para entendernos y enorgullecernos de lo que somos.