Renunció el embajador británico que tildó de «inepto» a Trump

La renuncia del embajador británico en Washington Sir Kim Darroch dejó en claro quién tiene la sartén por el mango. La irascible determinación del presidente Donald Trump y la debilidad internacional de un país al borde de su salida de la Unión Europea (UE), sellaron la suerte de Darroch, un diplomático con 42 años de carrera.

El ahora ex embajador británico había dicho en sus mensajes internos a Londres que el gobierno de Trump era “inepto, torpe, disfuncional e impredecible”. La reacción de Trump fue de un implacable in crescendo. Ayer fue por la yugular en su canal favorito de comunicación, Twitter, al calificar a Darroch de “chiflado, muy estúpido y pomposo” que debería ocuparse más de Theresa May y “su fallida negociación del Brexit”.

Cuando trascendió que Estados Unidos le había retirado la invitación a una cena oficial el martes, se alcanzó el punto de no retorno, como reconoció el mismo Darroch. “Desde la filtración de estos documentos de la embajada se ha especulado mucho sobre mi continuidad en el cargo. La situación actual hace imposible que ejerza mi rol como desearía”, escribió en su carta de renuncia. La policía británica está investigando de dónde vino la filtración que, en el mundo incierto y paranoico del Brexit, muchos se la achacan a una mano negra tanto pro como anti-Brexit.

El anuncio coincidió con el enfrentamiento semanal de la primera ministro y el líder de la oposición en la Cámara de los Comunes, ese evento tan británico conocido como “Prime Minister´s Questions Time” (PMQT). El líder laborista Jeremy Corbyn lamentó la renuncia y señaló que los comentarios de Trump eran inexcusables. Theresa May acusó veladamente a Boris Johnson, uno de sus posibles sucesores, su ex canciller y ex alcalde de Londres. “Un gobierno depende del asesoramiento de sus funcionarios. Quiero que todo ellos sepan que cuentan con nuestro pleno respaldo. Y espero que la Cámara se de cuenta de la importancia de defender nuestros valores y principios”, dijo May.

En un debate televisivo anoche entre los dos principales candidatos a sucederla, Boris Johnson se negó repetidamente a respaldar a Darroch. El 22 de este mes el Partido Conservador anunciará el resultado de la elección de un nuevo líder que se convertirá automáticamente en primer ministro por ser el representante del partido con más diputados en la Cámara de los Comunes. Boris Johnson es el aparente favorito de la membresía conservadora y y el inequívoco preferido de Donald Trump.

Trump no se privó jamás de opinar sobre la política británica y en particular sobre la eterna odisea del Brexit, la salida aún pendiente del Reino Unido de la Unión Europea. En más de una oportunidad manifestó su pública admiración por Johnson. Su gabinete y embajador han sido más mesurados en sus intervenciones en el Reino Unido, mesura que no han guardado cuando se trata de América Latina, como se ve abiertamente con Venezuela.

En la Cámara de los Comunes muchos diputados de la oposición y varios prominentes conservadores condenaron el silencio de Johnson. El secretario de estado de la cancillería, el conservador Sir Alan Duncan, tildó de “despreciable negligencia” su falta de apoyo a Darroch. “No puedo creer lo que está pasando. Boris Johnson, un ex canciller que quiere ser nuestro futuro primer ministro, ha tirado bajo el autobús a este fantástico diplomático para servir sus propios intereses”, dijo Alan Duncan (“has thrown this fantastic diplomat under the bus”).

En medio de la controversia debe haber suspirado con alivio el ministro de comercio británico Liam Fox, quien ha padecido toda la crisis en medio de una visita oficial a Estados Unidos. La fecha de salida del Reino Unido de la Unión Europea es el 31 de octubre. Fox está intentando hilar una estrategia post-Brexit que incluye un polémico tratado de libre comercio con Washington. Entre sus reuniones figura una hoy con Ivanka Trump, hija y asesora del presidente.

El escándalo tensó las relaciones bilaterales de estos presuntos históricos aliados. Ni el mundo del «show business» y el rock quedaron fuera. Sir Mick Jagger, que estaba con los Rolling Stones en Massachusets, aprovechó un “gaffe” de Trump el 4 de julio para atacarlo. En una referencia a la revolución americana, Trump había dicho el día de la Independencia que el ejército estadounidense había capturado aeropuertos en 1775. Jagger lamentó que “los británicos no pudieron proteger sus aeropuertos, quizás las cosas habrían terminado de otra manera”.

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