Mil 830 migrantes fueron rescatados en las últimas horas en el mar Mediterráneo cuando intentaban llegar a costas de Europa, informó este martes la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
De acuerdo con un comunicado, varias operaciones tuvieron lugar desde la tarde del lunes para dar auxilio a los viajeros que trataban de alcanzar Italia o Grecia, los dos principales puntos de llegada.
La OIM agregó que desde el domingo alrededor de 95 personas murieron ahogados en aguas mediterráneas cercanas a las cosas de Libia.
En lo que va de año casi tres mil migrantes fallecieron en esta ruta, una cifra que ratifica al Mediterráneo como la ruta más mortífera en los flujos migratorios en el mundo, indicó la entidad.
Las dos mil 987 víctimas registradas en esas aguas constituyen las tres cuartas partes de todos los migrantes muertos en el planeta en 2015, calculados en cuatro mil 93, de acuerdo con la OIM.
El flujo migratorio hacia el denominado viejo continente está considerado la peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial, con mas de medio millón de ingresos en lo que va de año.
Por su parte, la Unión Europea no consigue articular una respuesta conjunta en tanto algunos países se niegan a acoger refugiados.
En una reunión celebrada ayer en Ginebra, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, afirmó que uno de los principales retos del bloque ante la problemática es hacer entender a la opinión pública que la inmigración es beneficiosa para las sociedades de acogida.
De acuerdo con el representante comunitario, los europeos sienten amenazado su estatus social ante la llegada masiva de foráneos, y temen las diferencias étnicas, religiosas y culturales.
Por eso resulta necesario combatir esas creencias, defendió Timmermans, una postura que fue respaldada por el director de la OIM, William Swing, y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, António Guterres.
De acuerdo con Swing, «tenemos que ayudar a las personas a superar sus miedos, a ir más allá de los estereotipos, del miedo a la pérdida de identidad. Lo que necesitamos es fomentar la cultura de los intereses y de los valores compartidos».