Hace 189 años llegó a tierra neogranadina procedente del Perú|Retorno del Libertador a la gran Colombia acentuó la hostilidad de los santanderistas

El 12 de septiembre de 1826, casi a los tres años exactos de haber partido del puerto de Guayaquil para dirigir la guerra y obtener la Independencia del Perú y Bolivia, regresó Simón Bolívar a territorio grancolombiano. Su regreso lo pondría de cara a otro tipo de conflicto, no menos grave por sus repercusiones en el futuro de la integración suramericana: las tendencias disgregadoras y adversas a su figura, representadas en el vicepresidente Francisco de Paula Santander y el Comandante Militar de Venezuela, José Antonio Páez.

ENTRE SANTANDER Y PÁEZ

Francisco de Paula Santander venía ejerciendo funciones de gobierno en la República de Colombia desde el triunfo de Boyacá en 1819, debido a las ausencias del Libertador en campañas militares, primero las que culminaron en Carabobo en 1821 y, luego las que dieron su independencia al Ecuador, Perú y Bolivia.

Le había tocado a Santrander gobernar en medio de la estrechez administrativa y de Hacienda que caracteriza el funcionamiento de un nuevo Estado que debe cumplir una doble responsabilidad. A lo interno, debía establecer un orden institucional y de leyes; y a lo externo, simultáneamente, se veía sostener las tropas que culminarían la Gesta Emancipadora del resto del continente.

Y en el curso de esos siete años, desde 1819 hasta 1826, en torno al Vicepresidente se habían agrupado élites de comerciantes, intelectuales y funcionarios neogranadinos, quienes paulatinamente remarcaron en el prócer de la Villa del Rosario de Cúcuta, rasgos y sentimientos de ambición y emulación mal entendida, respecto al Libertador, y que encontraron su punto culminante en la solución que encontró Bolívar para el movimiento de la Cosiata liderado por el General Páez.

En torno a este último ocurriría otro tanto con los círculos de poder de Varacas y Valencia.

Luego de su llegada a la Gran Colombia El Libertador se vio conminado por el vicepresidente a sofocar el levantamiento de Venezuela contra el orden constitucional. Sin embargo, la gravedad de la situación en Venezuela, suelo natal del héroe, y la errada actuación del vicepresidente en el caso, colocaron a Bolívar en la disyuntiva de proceder militarmente a riesgo de abrir una guerra civil, o perdonar a los separatistas para salvar la unidad, resolviendo el héroe caraqueño la última salida, en un intento por salvar la gran nación. Así, Santander desde Bogotá patrocinaría una agresiva campaña contra Bolívar, aduciendo que al dejar sin castigo a los insurrectos “Bolívar había violado la Constitución”.

SAN BARTOLOMÉ

Dos tendencias respecto a la organización del Estado se debatían en Nueva Granada desde los primeros días de la Emancipación: una el centralismo, representado por el Precursor y militar Antonio Nariño y que se estableció como gobierno en la región del Cundinamarca con capital en Bogotá; y la otra: el federalismo, cuyos representantes crearon en Estado de Nueva Granada con capital en Cartagena de Indias. Dichas tendencias se manifestarían igualmente en Ecuador y Venezuela, donde sus élites regionales, al igual que las de Bogotá con Santander, lograron rodear a los respectivos hombres fuertes: José Antonio Páez en Caracas y Valencia y Juan José Flores en Quito.

La crisis que dio al traste con la Gran Colombia se había desencadenado por el mal manejo que en 1826 hizo el Vicepresidente Santander de la denuncia formulada por la Intendencia de Caracas contra José Antonio Páez, Comandante Militar de Venezuela. En vez de llamarle la atención administrativamente, pasó el expediente al Congreso, cuyas autoridades, seguidoras del vicepresidente, resolvieron abrir juicio contra el Centauro y héroe de Carabobo.

Al respecto, Bolívar pronunciará en 1829 cuando ya la situación se tornaba irreparable, amargas expresiones que recogió Joaquín Posada Gutiérrez en sus Memorias Y todo se debe a que no quise entregar la República al colegio de San Bartolomé”, aludiendo al hecho de que las principales figuras del santanderismo habían cursado sus estudios en aquel establecimiento bogotano de filiación jesuítica y donde se prohijaba el federalismo.

T/ Néstor Rivero
F/ Cortesía