La quesera más grande de América Latina pasó al Gobierno Bolivariano|La Revolución construye patria en caseríos y montes de Nutrias

Hay 180 potreros para animales de ceba.

Un pequeño cartel en la entrada a Puerto de Nutrias anuncia la presencia en la zona de la Universidad Bolivariana de Venezuela,UBV, detalle que confirma la expansión gigantesca experimentada en el campo de la educación desde que la Revolución Bolivariana asumió el poder. Por ello, José Luis Rodríguez dice que uno de los momentos más hermosos de su vida fue cuando él, un campesino, pisó por primera vez el recinto del núcleo de la UBV ubicado en Ciudad de Nutrias.

Las paredes de las calles de Puerto de Nutrias son apenas un reflejo de los vientos de cambio que soplan en esta porción del estado Barinas, a orillas del río Apure, donde campos y sabanas renacen gracias a las primeras lluvias y  los apamates florean en los montes. Los murales, pintados por estudiantes, recogen las premisas de las cuales se nutre el proceso bolivariano : “La educación es la base primordial para romper las cadenas que nos oprimen”, Simón Bolívar. “Sin educación popular no habrá verdadera sociedad”, Simón Rodríguez.

Puerto de Nutrias, parroquia del municipio Sosa, fue uno de los puertos fluviales llaneros más importantes y dinámicos durante la era republicana y las primeras décadas del siglo XX, hasta que el petróleo, las carreteras y el automóvil sustituyeron a los ríos en el proceso de intercambio comercial. Por allí, en navegación hacia y desde San Fernando de Apure y Ciudad Bolívar, se transportaba, en bongos y vapores, carne, queso y cueros, y se exportaba el mejor tabaco producido en Venezuela.

Según el historiador José Ruíz Guevara, Puerto de Nutrias posiblemente haya sido la primera población llanera en donde se conocieran artículos como alambre, cinc, cemento, goma, hielo, plástico, carburo y kerosén. Esto, por ser la población el punto de entrada y salida de los productos que venían de Guayana y subían hacia Barinas, Apure, Mérida, Trujillo y Portuguesa.

Con el declive de la navegación fluvial, dentro del eje Orinoco-Apure, Puerto de Nutrias fue perdiendo importancia, hasta convertirse en un triste caserío. De aquel pasado de esplendor sólo sobreviven algunos caserones de madera de puertas orladas, el carapacho de la antigua bomba de gasolina y el recuerdo y las historias relatados por los viejos habitantes.

En Puerto de Nutrias nació el Himno de la Federación, aquel del “cielo encapotado anuncia tempestad…”. Este himno que acompañaba a las tropas zamoranas en el siglo XIX, fue escrito por el licenciado Francisco Iriarte bajo la sombra de un araguaney, señala Omar Viana, un cronista y defensor de las causas campesinas e indígenas en estas llanuras de Barinas y Apure. Aquí también se lanzó la frase “Dios y Federación”, lema del Federalismo.
Ciudad de Nutrias, ubicada a unos tres kilómetros de Puerto de Nutrias, con el cual ha estado ligada durante siglos, es la cuna del prócer José de la Cruz Paredes. Un escrito pegado en la hermosa iglesia recoge detalles de Paredes:

“En esta iglesia de la Inmaculada Concepción en el año de nuestro señor de 1797 fue bautizado el prócer de la independencia suramericana y Benemérito de la patria General en Jefe José de la Cruz Paredes. Nacido en esta misma población de Nutrias el 3 de mayo del mencionado año, Paredes dedicó su vida a la lucha por la libertad de los pueblos oprimidos por el colonialismo español y a la consolidación de la República. Sus mayores virtudes fueron la lealtad a sus compromisos y la magnanimidad.  Murió en Cartagena (Colombia) el 24 de agosto 1876”.

En Nutrias nació , en 1774, Juan Antonio Rodríguez Domínguez, diputado por Barinas al Congreso de 1811. Rodríguez Domínguez tuvo el honor de presidir este Congreso en el cual se proclamó, el 5 de julio de 1811, la independencia de Venezuela de la Corona española.

MATA LARGA: CARNE PARA EL PUEBLO

La Unidad Productiva Socialista Sosa sustituyó, hace dos años atrás, a la finca Mata Larga, asentada en 1400 hectáreas, en el sector Chaparrito, distante unos 15 kilómetros de Ciudad de Nutrias. Ahora esta finca, adscrita al Centro Técnico Productivo Socialista  Florentino, ubicado en La Marqueseña, al norte de Barinas, está al servicio de los pequeños productores campesinos de la zona y contribuye, mediante la entrega de carne, a fortalecer la soberanía alimentaria nacional.
Francisco Padrón, encargado de la unidad productiva ganadera, garantiza que de las 1400 hectáreas de Mata Larga, 700 de las mejores tierras fueron entregadas a los campesinos de la zona. En manos de la Revolución Bolivariana, la finca ha sido sometida a un intenso programa de mejoramiento y modernización que permite desarrollar la ganadería de ceba de forma óptima.

Se construyeron corrales, cercas, potreros, galpones y edificaciones administrativas;
se instaló una planta eléctrica; se perforó un pozo de 120 metros de profundidad y se colocó un tanque de agua con capacidad para 80 mil litros de agua. Cinco sistemas de molinos de viento funcionan esparcidos en la finca.
Los animales de ceba se alimentan en 180 potreros organizados en un sistema llamado “rueda carreta” o media luna, con un centro provisto de agua, sal y alimentos concentrados; luego, los ejemplares regresan al pastizal. Cada media luna posee entre 10 y 12 potreros de cinco hectáreas. Allí, unos 120 animales se van rotando de potrero en potrero, con un promedio de permanencia de tres días en cada uno de ellos.

Se construyó una vía de 42 Kilómetros

En las sabanas pastan unos 1000 ejemplares de búfalos, vacas y mautes. La manada de búfalos, traída de Brasil y perteneciente al Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, INIA, está compuesta por 314 animales. En ganado de ceba, el rebaño lo conforman unos 500 animales.

Cada tres meses, informa Padrón, salen de Mata Larga ciento y pico de toros, de unos 500 kilos cada uno, para el matadero de Pedraza, adscrito a la Corporación Venezolana Agraria, CVA, en el estado Barinas. El año pasado proveyeron entre 10 y 12 mil kilos de carne.

A los campesinos y parceleros de la zona se les brinda apoyo con maquinaria agrícola
y se les presta asesoría técnica. También participan en un plan sanitario animal junto con la alcaldía de Sosa y otras instituciones como Lácteos del Alba.

Además, como parte de las iniciativas de integración con las comunidades adyacentes, en la finca se han dictados talleres de inseminación artificial y se imparten cursos de computación, lo cual constituye una novedad en Nutrias.

José Esteban Alforna, nacido hace 56 años en El Samán, estado Apure, dice que desde los 12 años ha estado montado sobre un caballo. Trabajó en hatos y fundos y recibió una paga miserable, que nunca le alcanzó para satisfacer las necesidades primarias.

“La vida mía ha sido el llano”, indica Alforna, mientras mete el dedo índice en la cajita de chimó, extrae un pedacito y se lo lleva a la boca
Quienes laboran en la Unidad Productiva Agrícola Socialista Sosa, como Alforna, disfrutan de beneficios socioeconómicos nunca antes vistos en fincas de estos lugares. Reciben un salario básico, cestaticket y dotación para trabajar; poseen caja de ahorro y están inscritos en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. “Hasta me operé de una hernia que tenía. Después de Dios, ésto (el socialismo)”, dice José Esteban Alforna.

UNA NUEVA ERA

Entre las obras se encuentra un pozo y un tanque de agua

Darío Hernández es vocero del comité de trabajadores de Chaparrito, encargado de que las empresas contratistas en la zona empleen mano de obra local. José Luis Rodríguez se presenta como miembro de la comunidad y estudiante de tercer semestre de Gestión Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela, núcleo Sosa.

“En estos caseríos hay logros que jamás se hubiesen logrado en la Cuarta República”, dicen Hernández y Rodríguez. Mencionan la construcción de la vía de 42 kilómetros entre los sectores La Luna y El Regalo, actualmente en ejecución. Ambos laboran en la compañía constructora.

Pequiven, empresa de Petróleos de Venezuela, tiene planificado construir en la zona el Complejo Petroquímico Puerto de Nutrias. La compañía ya compró 700 hectáreas para levantar la planta, y pavimentó 6 kilómetros de la carretera hacia Chaparrito.

El Consejo Comunal de Chaparrito construyó 70 viviendas
de tres habitaciones y un baño. Con los excedentes de los recursos recibidos, donó tres viviendas a madres solteras que no pagaron un céntimo.

“Hemos ejecutado más de dos millardos de bolívares (dos millones) en obras y proyectos. Construimos un liceo, ejecutamos obras de electrificación en los sectores Cañito Negro y el barrio Nicolás Moreno, en Mata e´Chaparro. Esto era una zona muy olvidada. Ahora se le ha dado prioridad. La alcaldía de Sosa donó un transporte escolar y construyó un dispensario. La escuela tiene sala de computación, aunque falta la conexión a internet”, señala Darío Hernández.
José Luis Rodríguez cuenta que, cuando nació la Misión Ribas, se graduó de bachiller. Luego, entró al núcleo de la UBV en Ciudad de Nutrias.

“Después que entré a la universidad me cambió la vida”, asegura Rodríguez. “Dejé la ignorancia atrás. Incluso mi familia, mis hermanos, mis hijas, pasaron a otra etapa. Quién sabe qué hubiese pasado con nosotros de no haber llegado Hugo Chávez”.

Luz Marina Salazar, coordinadora de la Escuela Estadal Concentrada Básica Chaparrito, señala que desde que se implementó el Programa de Alimentación Escolar, PAE, bajó notablemente la exclusión y deserción escolar. Antes, el índice de abandono escolar superaba el 12 por ciento. Actualmente es de 1 por ciento. Y los que dejaron los estudios, se reincorporaron a través de las misiones educativas.

Una de las maestras dice que hacen falta varios filtros de agua potable, ya que se ven obligados a colar el agua mediante un envase plástico lleno de arena. La escuela posee una matrícula de 167 alumnos; otros 168 asisten al liceo.

En Ciudad de Nutrias, Malaquías Ramírez y Arturo Infante, dos miembros del Consejo Comunal Caño El Clavo e integrantes de la comuna socialista del eje Dolores-Guanarito, consideran que se debe ejecutar un programa de orientación técnica al campesinado y entregar créditos oportunos con recursos que permitan el riego en verano.

T y F/Manuel Abrizo