Por segunda vez en la historia de la democracia española el rey abre la vía de elecciones al constatar la imposibilidad de los partidos políticos de llegar a un acuerdo que ofrezca garantías para una nueva investidura. Felipe VI ha decidido no proponer a un candidato para que vuelva a intentar el desbloqueo.
Como consecuencia del bloqueo se confirma el escenario de elecciones para el próximo 10 de noviembre. El próximo día 23 la decisión será irrevocable tras la firma del decreto de disolución de las Cortes que conduce automáticamente a la convocatoria electoral.
El rey desoye con su decisión los argumentos de Albert Rivera que esta misma tarde trasladó al monarca su intención de «pelear hasta el último minuto para evitar elecciones». Felipe VI cree que la posibilidad de entendimiento no existe y en ese convencimiento ha basado su decisión de no hacer un propuesta que Zarzuela considera condenada al fracaso.
Al igual que en 2016, Zarzuela ha publicado un comunicado en el que se asegura que «tras recibir la información que le han trasladado los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria que han comparecido en las consultas, ha constatado que no existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue su confianza».
La decisión del monarca de no designar candidato frena en seco cualquier intento de negociación entre las partes.