Editores y estudiosos compartieron sus impresiones sobre la obra del autor|Rindieron homenaje a Miguel Otero Silva con una lectura colectiva

A las puertas de la Librería del Sur de Gradillas, en Caracas, se realizó ayer una lectura colectiva de la obra del escritor y periodista venezolano Miguel Otero Silva. Así se le rindió homenaje a la luz de la conmemoración de los 107 años de su nacimiento. El evento formó parte del programa «Pueblo que lee no come cuento», que pretende acercar a la gente a las grandes figuras de la literatura nacional.

Textos de Otero Silva de distintos géneros literarios, poesía, narrativa y ensayo, fueron leídos y comentados. Su legado literario, periodístico y político fue rememorado y revisitado junto al público asistente.

«NADA ENVEJECE TANTO COMO EL ARREPENTIMIENTO»

Pablo Ruggeri, editor del sello El perro y la rana, compartió un ensayo titulado Nada envejece tanto como el arrepentimiento, discurso que escribió Otero Silva en 1976, en ocasión de su incorporación en la Academia Venezolana de la Lengua.

El editor destacó como un elemento definitorio del proyecto narrativo de Miguel Otero Silva, la verosimilitud de sus historias, “como una estandarte de lucha social”. También resaltó la ruptura que emprendió el escritor contra el canon literario imperante de su momento histórico, y contra el excesivo conservadurismo de la sociedad gomecista.

Ruggeri seleccionó algunos fragmentos de este texto, en los que el escritor acepta la invitación de la academia con el empeño de continuar siendo en su seno “el hombre más antiacadémico del mundo, en el sentido revolucionario y avizor de la palabra”.

Otero Silva esgrime allí una disertación sobre las academias reduccionistas y refractarias; y las que albergaron la duda como motor vital del conocimiento, para concluir, que la bondad o maldad de las academias, no residen en sí mismas, sino en sus dirigentes y miembros que la constituyen.

Ruggieri leyó algunos fragmentos en los que Otero Silva rinde tributo a tres grandes poetas, que sin pertenecer a la academia, aportaron un valor estético a la literatura nacional y lucharon en el seno del movimiento de la generación del 28 contra la dictadura gomecista: Pío Tamayo, Andrés Eloy Blanco y Antonio Arráiz.

Este texto permitió un acercamiento al discurso ensayístico del escritor venezolano y a su concepción de la poesía. Otero detalla en este discurso, no sin preocupación, la distancia entre la literatura y el pueblo, reforzada a través de la liberación que supuso la poesía moderna con sus búsquedas enfocadas en el individuo. Otero culmina preguntándose:

“¿Vamos hacia el aislamiento infranqueable de la poesía, transformada en conjunto de textos descifrables privativamente por los propios poetas o por quienes posean las claves confidenciales de su comprensión? ¿La aparición en el futuro de una sociedad más justa traerá consigo la reconciliación del poeta con el hombre común a través de una distinta concepción del arte que en la actualidad no logramos intuir?”.

UN RETRATO DE LOS LLANOS

Pablo Flores, director nacional de la Red de Bibliotecas Públicas, tomó la palabra y destacó la capacidad de Otero Silva de retratar la vida bucólica, y con ello la realidad desventajosa de los campos y pueblos del llano venezolano. Flores trajo como ejemplo de esta temática, la segunda novela del autor, Casas muertas, una fotografía de la decadencia de la región, en materia de salud y calidad de vida, donde las altas tasas de mortalidad causadas por epidemias y el éxodo rural son representados con una verosimilitud cruenta.

Además Flores, compartió los poemas El bucare y Bronce, del escritor homenajeado, pertenecientes a su obra poética temprana, producida entre los años 1924  y 1929. Calificó a Otero, como una gran justiciero.

CUANDO QUIERO LLORAR NO LLORO

Carlos Ortiz, quien tuvo la oportunidad de trabajar en la materialización de la biblioteca Otero Silva de Los Libros El Nacional, se remontó a la lectura principiante, que hizo durante su época liceísta, de la novela Cuando quiero llorar no lloro. Confesó que con dificultad y mucho desconcierto la pudo terminar.

Tiempo después, advertiría que ese desconcierto se debió, entre otras razones, a una característica esenciale de ese libro, que, según dijo, significó un giro en el trabajo literario del autor.

Esa característica es la oralidad: “El discurso de la novela es oral, a veces como una letanía, desde que comienza hasta que termina”.

Esa oralidad no se divorcia de la verosimilitud de las historias de Otero Silva, que convierten algunas de sus novelas en “testimonios importantísimos de la infamia de una época”, agregó.

Ortiz destacó como un rasgo significativo la presencia en la narrativa de Otero Silva, del cuerpo afectado y torturado, la manera detallada en la que el autor retrata “cómo la condición humana es afectada, tanto en lo ético, lo espiritual y en relación con el cuerpo, con la carne”, expresó.

La experimentación con el lenguaje oral que marca a la novela Cuando quiero llorar no lloro, según Ortiz, se expresa en la capacidad de “reconstruir las voces de la calle”. En ese sentido, hizo referencia a la investigación exhaustiva que llevó a cabo el escritor, sobre los usos de las palabras en los espacios comunes de la vida cotidiana.

Finalmente, el editor y filósofo comentó la relación entre el humor y la violencia que a su juicio está presente en esta obra. Y culminó con la lectura de varios fragmentos Cuando quiero llorar no lloro en los que se evidencian las características a las que hizo referencia.

Olga Molina, editora de Monte Ávila Editores, se sumó a la lectura colectiva y celebró la iniciativa del plan Pueblo que lee no come cuento. Asimismo, compartió algunos poemas del escritor. Inmediatamente, personas del público asistente también intervinieron en la lectura colectiva.

OTERO SILVA EN LA WEB

El Perro y la Rana, preparó para esta celebración una publicación digital que agrupó algunos textos de Miguel Otero Silva, seleccionados por el editor Pablo Ruggeri. El libro puede descargarse en formato PDF, a través de la página web http://www.elperroylarana.gob., en el botón de la Biblioteca más liviana del mundo.

T/ Diana Moncada
F/ Luis Franco
Caracas