Riñón de cerdo para el desconsuelo o cómo las relaciones de pareja crean una dependencia malsana

La pieza dirigida por Camila Rodríguez se presentará hasta el próximo fin de semana

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En el análisis del texto de la obra pudimos apreciar mejor y descubrir esa relación amor-odio de los personajes, los juegos de poder y dominación de ambos. El como cada uno permite ese juego”, recalcó Valentina Garrido, quien actúa en la comedia de humor negro Riñón de cerdo para el desconsuelo, del mexicano Alejandro Ricaño y dirigida por Camila Rodríguez.

El montaje participa en V Festival de Jóvenes Directores Trasnocho y según la sinopsis la obra está ambientada en el París de 1939, donde trascurre la historia de un escritor frustrado, al borde de la locura, junto a una mujer que hace lo que sea por su amor.

Gustave (Daniel Rodríguez), obsesionado con la vida, la obra y la figura de Samuel Beckett, envuelve a Marie (Valentina Garrido) en su aventura de seguir al escritor, enterarse de su vida íntima y finalmente “corregir” la obra más famosa del irlandés: Esperando a Godot.

El equipo técnico lo forman Alfredo Sánchez en la producción, Ray Martín Ugencio en la asistencia de dirección, Ramón Pérez Pina en la escenografía, Armando Rodríguez en la musicalización, José Jiménez en la iluminación y Fernanda Fernández en el diseño gráfico.

Las funciones serán hasta el próximo fin de semana en la sala Espacio Plural, el viernes a las 7:30 pm, sábado y domingo a las 7:00 pm.

QUÍMICA MORTAL

Garrido en los últimos tiempos se ha decantado por personajes en son de comedia. En este caso ejerce el rol de la supuestamente sumisa Marie: “Entre Daniel (Rodríguez) y yo existió la química desde el principio para confeccionar estos personajes. Desde que leímos el texto estuvimos dispuestos y abiertos a recibir al otro y entregarse al otro”.

Entre tanto, Rodríguez interpreta al frustrado y maltratador escritor Gustave, sobre el cual dice: “Creo que lo más difícil de mi personaje fue comprenderlo, su universo y hacia donde iba en cada cosa que hacía en su historia. El por qué hace toda esta locura en su codependencia por Samuel Beckett, pasando de la línea de admiración hacia la locura. Gracias a conversaciones con la directora (Camila Rodríguez) y gente que iba a los ensayos profundizamos en esa codependecia, lo que incidió en el crecimiento de estos personajes”.

La pieza muestra la relación amor-odio entre los protagonistas. Para Garrido, “todos hemos vivido una relación así. En la sociedad eso pasa continuamente. Eso de las parejas perfectas son cuentos de hada, nos son como las pintan, son cuentos animados”.

Rodríguez acotó: “Uno no sabe qué pasa cuando una pareja está entre cuatro paredes. Estos personajes son de carne y hueso como en la vida real, ellos se odian y se aman. No hicimos personajes muy rebuscados, sino que nos fuimos a lo carnal. Y también investigando en la línea del teatro del absurdo, esas características que en la obra es como un sainete, que tiene escenas jocosas y divertidas, además de la licencia que nos dio la directora a la que le hicimos propuestas y propuestas”.

Garrido considera que su Marie no es tan sumisa: “En ese análisis del texto pudimos apreciarlo mejor y a medida que salían esas capas, nos fuimos dando cuenta de la realidad de esos personajes. El texto nos lo dio y lo llevamos a escena… Y fíjate que en la obra ella lo maltrata sutilmente. Pareciera que fuera él todo el tiempo, pero ella también le dice cosas, lo inquieta, lo manipula, que son una forma de maltrato. Yo pienso que es mutuo”.

Rodríguez acotó: “Escuchamos y leímos una entrevista del mismo autor Alejandro Ricaño, donde decía que había creado esta obra a raíz de la relación que tuvo con una chica. En la pieza este maltrato contra la mujer es una denuncia, porque más allá que un hombre sea súper inteligente y brillante, no puede aplicar esa violencia”.

T/ Eduardo Chapellín
F/ Cortesía CR
Caracas

 

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