Si hay un sector de la vida que todos los días sufre los efectos del bloqueo que mantiene Estados Unidos sobre Cuba, ése es el de la medicina, denunciaron este martes aquí funcionarios de la empresa importadora del ministerio de Salud Pública de la isla.
Ante la rotura de un equipo, ejemplificó Fernando Martín García, Vicepresidente Primero de Medicuba, se hace imprescindible adquirir los repuestos en mercados lejanos, con el consiguiente aumento en los costos del flete dadas las restricciones del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington desde 1962.
A ello se suma, agregó, el incremento en el tiempo de arribo, lo cual conlleva a un mayor periodo de inactividad del equipo dañado.
Por otra parte, acotó Luis Orlando Oliveros Serrano, Vicepresidente Comercial de esa entidad, la mayor parte de los medicamentos que Cuba importa provienen de regiones distantes ante la imposibilidad de adquirirlos en un mercado geográficamente natural, como sería Estados Unidos.
La magnitud de las afectaciones en ese sentido se aprecian mejor si se tiene en cuenta que del cuadro básico de medicamentos en Cuba, integrado por unos 800 productos, el país debe importar unos 350, principalmente para los programas de transplantes de órganos, fertilización, y de lucha contra el cáncer, dijo.
Esas limitaciones, añadió, impactan asimismo sobre el equipamiento propio del sistema de salud, el cual se importa en más del 90% de los casos.
No obstante, coincidieron ambos funcionarios, a pesar de los daños causados por el bloqueo, Cuba nunca ha detenido sus acciones de colaboración internacional, entre las cuales se encuentran los programas de cooperación médico-sanitaria entre las naciones de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América.
Las sanciones impuestas por Estados Unidos contra Cuba, recrudecidas durante los mandatos de George W. Bush y William Clinton, han causado graves daños a los demás sectores de la economía nacional, situación denunciada cada año por el gobierno de La Habana en Naciones Unidas (ONU).
Según cálculos divulgados en la Resolución 66/6 de la Asamblea General de la ONU, las pérdidas económicas totales ocasionadas hasta diciembre de 2011 superan un billón 66 mil millones de dólares, considerando la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional.