En junio se cumplió el primer año de la asunción de Salvador Sánchez Cerén, el primer presidente salvadoreño que proviene de las filas de la histórica fuerza revolucionaria salvadoreña, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
El FMLN surgió como partido político en 1992, como resultado de los Acuerdos de Paz. En las elecciones de 1994 se ubicó como la segunda fuerza a nivel nacional. Con el triunfo presidencial del candidato independiente Mauricio Funes por el FMLN comenzaba un ciclo de cambios. En marzo de 2014, un segundo triunfo electoral, llevó como candidato a un histórico comandante guerrillero, Salvador Sánchez Cerén.
Durante su primer año la economía salvadoreña ha mejorado su crecimiento. Destaca el economista César Sención Villalona: “En 2014 el PIB aumentó 2% y en 2015 aumentará 2.5%, la mayor tasa de los últimos ocho años. La producción para el mercado nacional es estimulada por el mayor consumo de la población.” Aumentaron los puestos de trabajo, el crédito a los hogares y la demanda interna que se cubre crecientemente con producción nacional.
En lo social, se han dado significativos avances en reducción de la pobreza y la desigualdad, con importantes inversiones en salud pública de calidad y políticas crediticias para favorecer el acceso a las viviendas.
En lo internacional, el Gobierno del Farabundo Martí garantiza una posición soberana, formando parte de las fuerzas que en la región trabajan por la unidad latinoamericana y la búsqueda de un mundo multipolar, dando continuidad al legado de los comandantes Schafik Handal y Hugo Chávez.
Cuando la oligarquía y el imperialismo pretende volver por sus fueros en la región, es necesario contrastar el desastre que provocaron con los logros de nuestras propias fuerzas, que aún acosadas constantemente, traen crecientes beneficios a los pueblos.
Es necesario subrayar nuestra vitalidad frente a la decadencia y la postración, que es el único futuro que ofrece la derecha nacional regional a los pueblos latinoamericanos.