Por Fernando Bossi|San Martín (Opinión)

“¡Unidad e Independencia!” fueron los principios fundamentales con que se manejó José de San Martín durante toda su campaña libertadora. Tal vez su preocupación mayor, mientras iba derrotando a las fuerzas colonialistas, fue la lucha por conservar la unidad de los patriotas y revolucionarios.

Lo obsesionaba en todo momento la posibilidad de la anarquía, de la dispersión, la falta de unidad para enfrentar al enemigo principal. A tal punto fue así que, en carta a José Artigas, le plantea la necesidad de buscar la unidad contra el opresor aunque después “tengamos que enfrentarnos entre nosotros sable en mano”. Sin alcanzar la unidad de las filas revolucionarias no sería posible expulsar a los colonialistas, para tan titánica empresa era necesario contar con la mayor unidad del pueblo en armas.

La unidad del campo patriótico era para San Martín sinónimo de éxito. Todos aquellos que levantaran las banderas de “¡Unidad e Independencia!” tenían que hacer todos los sacrificios necesarios a fin de enfrentar el poderío español. Dos bloques, y solo dos, eran aquellos en pugna.

Dicho de otra forma: la contradicción principal en esa guerra de liberación nacional se daba entre los patriotas y los colonialistas españoles. Una contradicción antagónica que solo se resolvía con la desaparición de una de las partes, consciente que luego surgirían otras contradicciones, inclusive algunas ya latentes, pero que no eran, en ese momento, las principales.

Sobre esos parámetro fue que se movió San Martín; intentando ser él mismo y su ejército, dando el ejemplo, el eje de reagrupamiento de las fuerzas nacionales. Si el Gobierno iba a ser republicano, monárquico, dictatorial o democrático, era una cuestión a resolver en su debido tiempo.

Unidad de los patriotas para alcanzar la independencia y absoluta identificación del enemigo principal fueron la base de los triunfos alcanzados durante sus casi 10 años de lucha en territorio americano. Lamentablemente las oligarquías sureñas se impusieron, instalando la desunión antes de culminar su campaña libertadora.

Exilado en Europa, San Martín muere el 17 de agosto de 1850. Su legado sigue vigente.

fernando.bossi.rojas@gmail.com