Realizaron una eucaristía en la antigua iglesia de la zona|Se reencontraron sobrevivientes de Carmen de Uria para honrar memoria de víctimas de 1999

Luego de dos días de caminata, el martes las peregrinas y peregrinos de la tragedia de Vargas llegaron a la iglesia de Carmen de Uria. Como cada año, en el lugar fueron recibidos por un grupo de sobrevivientes de esa zona, quienes ayer se reencontraron en una misa para honrar la memoria de los familiares, amigos y paisanos caídos durante el deslave del año 1999.

Julio Díaz, coordinador general de la Asociación El Corazón de Uria aún Palpita, explicó – en conversación con Correo del Orinoco – que el objetivo es “mantener la iglesia viva: Si nosotros tenemos iglesia, entonces tenemos pueblo”.

Comenta que la iglesia de Carmen de Uria es el lugar donde vuelve a unirse el pueblo que las aguas dispersaron aquel 15 y 16 de diciembre de 1999.

RECUPERACIÓN DE LA IGLESIA

Díaz señala su comentario como el principal argumento que los motiva a luchar por el proyecto de remodelación de la iglesia. Explicó que el planteamiento fue presentado hace cinco años, conjuntamente con la propuesta para la creación de un parque recreativo, conmemorativo y ecológico en los terrenos de la antigua comunidad.

“Ese proyecto lo ordenó el gobernador. Ya tenemos los planos y deseamos que él cumpla su palabra, incluso ya le hicimos llegar una copia del proyecto por medio del obispo”, declaró Díaz.

TRABAJO POR LA COMUNIDAD

En el año 1999 Díaz había cumplido 30 años como habitante de Carmen de Uria. Sus ojos expresan la nostalgia por su comunidad a la que regresó dos días después del deslave para ver que podía salvar.

Desde ese día la iglesia fue la causa de su lucha. Recuerda que llegó y la estructura estaba llena de tierra hasta un poco más arriba del altar: “No tenía nadie a mi lado que me ayudara, pero me propuse traerme una carretilla y una pala para empezar a limpiar”.

Poco a poco se fueron sumando otros vecinos que habían sobrevivido al embate de las aguas y el lodo que sepultó sus casas.

Cuando terminaron de limpiar cada rincón de la iglesia, comenzaron a recoger los fondos con los que lograron recuperar la infraestructura actual. Las paredes, el techo, el piso y hasta el Cristo del templo tienen evidentes cicatrices, pero “sus puertas están abiertas para reencontrarnos siempre”.

Díaz espera que pronto el proyecto de la iglesia sea aprobado por las autoridades. Detalló que esto implicaría cambiar el techo, recuperar la casa parroquial e inaugurar dos nuevos espacios: “Uno para las placas de los fallecidos y otro para recibir todos los documentos y fotos que la gente tenga sobre Carmen de Uria”.

UN PARQUE CONMEMORATIVO

María Gagliardi Duarte tenía 11 años cuando vivió la tragedia en Carmen de Uria. Actualmente su familia es una de las 12 que aún se mantienen en la zona.

Ella sostiene que, además del proyecto de la iglesia, la gente también espera el cumplimiento “del decreto 059 de Gaceta Oficial de Vargas número 107, en el cual se declara esta para la creación del parque recreacional conmemorativo Carmen de Uria”.

Gagliardi reconoció que el terreno solo es acto para la recreación y no para ser residenciado. No obstante, señaló que tampoco están de acuerdo con que sea utilizado como vertedero de escombros.

“Queremos áreas verde; algo diferente, nuestro propio parque como lo tiene Caracas, pero donde se rinda tributo a nuestros caídos”, planteó.

Asimismo, enfatizó que: “No nos parece el bote de escombro porque creemos que hay que respetar; aquí murieron muchas personas y no es un basurero. Eso no está en el decreto. Hemos hechos las denuncias a todas las instancias y nadie nos da respuesta”.

UNA ESPERANZA

Francisco Seijas también se hizo presente ayer en la iglesia. Durante muchos años lideró la Asociación de Familiares de Personas Extraviadas con la esperanza de encontrar a su hijo, su nieta y su nuera, así como a más de un centenar de vecinos de la zona.

Precisó que luego de la tragedia se organizaron para la búsqueda de 128 personas. Aunque trabajaron duro, nunca dieron con ninguno de ellos. Sus búsquedas los llevó a encontrar a 11 víctimas de otras listas de desaparecidos de Vargas, paro “nunca a los de la nuestra”.

Seijas recordó que en una oportunidad vino a Venezuela una de las Abuelas de la Plaza de Mayo (Argentina): “Me entrevisté con ella y me explicó que ellas se estaban sacando la sangre y habían hecho un convenio con la Universidad de Nueva York para conservarla aún después de su muerte”.

El objetivo era que si en el futuro ellas no estaban con vida y aparecía alguien, esa sangre pudiera ser utilizada para comparar el ADN. “Ella me dijo que si no los podían encontrar, por lo menos que ellos supieran quienes fueron sus abuelas y cuanto los buscaron”, comentó Díaz.

Señaló que de inmediato le solicitó al Gobierno Nacional el apoyo para llevar a cabo un programa similar; sin embargo “no hubo manera de realizarlo”. Indicó que el actual ministro Elías Jaua los ayudó mucho, “pero parece que en ese momento no era viable”.

Seijas guarda la esperanza que ese proyecto pueda realizarse un día: “Yo pienso que mi familia murió, pero quisiera por lo menos los restos. Lo peor que puede pasar es no saber. Los que encontraros a sus muertos cerraron un ciclo, pasaron el duelo, pero nosotros no”.

Comentó que aún cuando ve a algún muchacho de la edad que debería tener su nieto actualmente, no puede evitar observarlo: “Aunque esté convencido de que se fueron aún hay una pequeña esperanza, una velita ahí prendida”.

“EL CRISTO DEL BRAZO ROTO”

Luego de la tragedia de 1999, la iglesia de Carmen de Uria se ha hecho famosa por “el Cristo del brazo del roto”. En la pared del altar permanece la imagen que aquel diciembre fue afectada y a la que hoy muchos le atribuyen milagros.

Julio Díaz cuenta que “el brazo se le cayó al Cristo el mismo día de la tragedia. Cuando entré a la iglesia la imagen tenía el brazo desprendido del clavo y daba la impresión de que le estaba haciendo un alto al río”.

No obstante, Díaz dice que “también hay razones lógicas: Arriba del Cristo había un emparrillado, el río golpeó y con la sacudida le cayó justamente en el brazo”.

Señala que en una de las primeras misas se habló con la comunidad para reparar el Cristo, pero “todos acordamos que no, y ahora es el Cristo del brazo roto”.

T/ Jeylú Pereda
F/ Jonathan Manzano