La ofensiva imperial no cesa y quizás no cesará jamás, pues siempre existen lacayos que por unas migajas se venden, algunos mejores pagados que otros, eso sí, siempre prestos a ser esclavos, pues nunca han considerado ser libres, ni tener una vida digna.
El pueblo venezolano se dio una Constitución para ser libre e independiente, y consideró que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo…!Ja! ¡ ja! ¡ja!
Esas dos condiciones molestan y molestan mucho a los imperialistas y a aquellos que le sirven dentro del país.
Este pueblo se pronunció: “Queremos ser libres, reivindicar la dignidad colectiva y la solidaridad como forma de vida”, expresado en el Plan de la Patria 2013-2019, legado del comandante Hugo Chávez, quien además -como un gran visionario- consideró la articulación con todos los países explotados del mundo, creando el ALBA y la Celac, siempre pensando en las permanentes amenazas imperiales.
Entendió que debemos sentirnos compañeros y hermanados con todos aquellos que sufren no solo hambre, sino la sed de ser libres e ir siempre más allá de las fronteras que establecen los mapas, más allá de las fronteras del tiempo.
Al fascismo esto le incomoda, no le gusta; odian a nuestros hermanos cubanos, nicaragüenses, así como odian a los pobres, a los negros, en fin a todos aquellos que tengan otro color, otro idioma, otra cultura.
Siempre el miedo como forma de vivir, el fascismo odia la historia, no solo el pasado lejano, sino también el pasado reciente; odian a Bolívar y también, odian a Chávez.
Debemos entonces ser hermanos de todos los que sufren como dijo Eduardo Galeano.
Ayudemos a crear un mundo en donde el prójimo sea una promesa y no una amenaza; donde podamos vivir libres de la dictadura del miedo. El miedo de ser lo que podamos ser.