No hay pruebas de la cubanización, advierte ex ministro de Interior|Sectores de oposición pretenden usar a militares para imponerse por la fuerza

Grupos opositores quieren reeditar el golpe de Estado liderado por Pedro Carmona Estanga.

Cuando un grupo de militares se presentó el 11 de abril de 2002, ante las televisoras privadas, con un llamado al desconocimiento del Gobierno Constitucional y las imágenes de Puente Llaguno como telón de fondo comunicacional, quedaron claras unas cuantas cosas. Entre otras, que en la agenda de un sector de la oposición estaba presente el golpe de Estado como estrategia válida para derrocar a un Presidente que les resulta incómodo.

“La oposición siempre ha pensado imponerse por la fuerza, porque sabe que este es un proceso ampliamente apoyado por quienes siempre fueron excluidos; es decir, la mayoría del país. No les queda otra salida que la solución de fuerza”, sostiene Ramón Rodríguez Chacín, ex titular de Relaciones Interiores y Justicia.

A pesar de ello, “no tienen la capacidad para planificar una acción como la de 2002”, porque los mandos de esa época “no tenían ideología ni convencimiento”. Ahora, la FANB “tiene ideología, y tiene clara su función en la defensa de la soberanía de nuestro país”.

El ex funcionario no descarta, sin embargo, que haya un militar descontento “porque no ascendió, o porque su familia tiene ciertos intereses económicos”, pero no es un factor decisivo.

LA MATRIZ DEL MILITAR “INSTITUCIONAL”

Los mensajes publicados en Noticiero Digital, en los cuales se llama sin tapujos a un golpe de Estado, corroboran la tesis de Rodríguez Chacín.

Otros sectores se han expresado a favor del supuesto retorno a la institucionalidad dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Rocío San Miguel, presidenta de una organización “que procura la contraloría ciudadana sobre los temas de seguridad, defensa y fuerzas armadas”, según sus palabras. San Miguel afirma defender a las Fuerzas Armadas (no utiliza el nuevo nombre), un segmento de la sociedad “en el que se ha expresado de manera más fuerte todo el desacato a los términos de la Constitución”.

En el ciberespacio se pueden leer opiniones en la misma dirección. “La situación militar del país va por una sola calle: nadie quiere nada con militares”, sentencia el coronel retirado Sammy Landaeta Millán, activo opositor que mantiene un blog con artículos de opinión en los que cuestiona al Jefe del Estado”.

Landaeta asegura en su portal web que en país “existe una matriz de opinión, que todos los militares son unos arrastrados y no hay como cambiarla”.

DEL LICOR, AL COMPROMISO CON LA PATRIA

La Fuerza Armada “es una institución consolidada, casada con el país”, sostiene Rodríguez Chacín. “Los militares estamos muy claros con estos políticos de la Cuarta República, y el criterio que tienen ellos de la Fuerza Armada”.

Rememoró cómo, en la década de 1960, con el gobierno del ex presidente Rómulo Betancourt (Acción Democrática), la política era “dar a los militares mujeres y licores. Eso no se puede repetir ahora por el nivel de conciencia de nuestra Fuerza Armada y del rol que desempeña en la defensa y seguridad de la Patria”.

En las gestiones de AD y Copei (1958-1998) “la Fuerza Armada se usaba también para llevar techos de cinc y repartir bloques cuando había un desastre natural”. Las acciones cívicas, que formaban parte de la doctrina estadounidense, “no resolvían ningún problema de fondo, y consistían en poner ‘pañitos de agua tibia’ con proyectos puntuales”. Ahora, soldados y soldadas participan en la política social “como debe ser, porque la Fuerza Armada es una institución con recursos, con personal entrenado”.

LA SUPUESTA “CUBANIZACIÓN”

Uno de los argumentos esgrimidos contra la FANB es el de la supuesta “cubanización”, o presencia de militares cubanos. San Miguel ha sido una de las defensoras de esta denuncia. Dice que le preocupa la presunta injerencia extranjera porque “pudiera estar tocando aspectos que comprometen la soberanía e integridad de la República”.

El ex ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín, responde que, hasta la fecha, “no se ha presentado ni una sola prueba. Solamente hablan de esa supuesta cubanización, sin evidencia concreta de ella”. No hay “una misión militar cubana, oficina ni edificación, Hay un intercambio de información con los cubanos”.

Rodríguez Chacín recordó que la FANB del presente “es otra, diferente de la Cuarta República. Su concepto estratégico y doctrina tienen que cambiar”. La Cuarta República “tenía una posición en el orden mundial establecida por el imperio. Nosotros, en el proceso bolivariano, tenemos una posición libre, soberana, independiente; enfrentada en muchas ocasiones al imperio”.

Quienes aluden ahora a una supuesta “cubanización”, no comentaron nada cuando Estados Unidos poseía, incluso, oficinas en Fuerte Tiuna (la principal instalación militar venezolana). “Estados Unidos tenía tropas en Venezuela; asistía a nuestros ejercicios, tenían edificaciones, tenían un enorme despliegue, tomaban decisiones”, enfatizó.

“Nosotros estábamos acostumbrados y guiados por los norteamericanos para buscar la balcanización de América Latina, y desconfiando del vecino”, ratificó Rodríguez Chacín. “Algo muy diferente de lo que se propone en este proceso integrador de la América grande”.

Al Gobierno Bolivariano “le costó bastante sacar de aquí” a la misión militar estadounidense, aun cuando hay testimonios que incriminan a los soldados en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002.

El ex ministro puso el ejemplo de lo que hubiese ocurrido de haber aceptado Venezuela la presencia militar de Estados Unidos para atender la tragedia de Vargas, en 1999. “Se hubiesen quedado, hubiesen establecido una base, como ya lo han hecho en otros países”, asegura. “Si tuvimos problemas para sacar la misión militar estadounidense, que era de asesoría, ¿qué hubiese ocurrido en este caso, con grandes unidades de combate, como las que llegaron a Haití a propósito del terremoto?”.

T/ Vanessa Davies
F/ Archivo CO