El primer ministro Benjamín Netanyahu tendrá que ajustarse a las normas de los demás mortales, tras revelarse este lunes que gastó 127 mil dólares en crearse condiciones para dormir en viaje de Israel al Reino Unido.
Sometido a medidas de austeridad fiscal que este fin de semana provocaron protestas en varias ciudades, los israelíes supieron que Netanyahu había gastado la enorme suma en un espacio personal cuando se trasladó a las exequias de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, a unas cinco horas de distancia.
Sin llegar a ser la urna de cristal de la Bella Durmiente, las condiciones que demandó el primer ministro fueron costosas, pues requirieron cuatro paredes portátiles y una cama matrimonial, según el reporte de una televisora para furor de los contribuyentes, a quienes la excentricidad les cayó como balde de agua fría.
A los contribuyentes israelíes la siesta del jefe del Gabinete les salió por casi medio millón de dólares: 127 mil por cama y paredes, 300 mil el flete de avión más los gastos de alojamiento, alimentación, de seguridad y otras misceláneas que, conociendo los gustos del primer ministro, también deben haber sido caros.
Pocas semanas atrás Netanyahu fue objeto de severas críticas por los exagerados gastos en cosméticos de la costosa marca que usan él y sus familiares para presentarse en público con la imagen que consideran adecuada a su rango.