Casi la mitad de la población de Sudán del Sur, el país más joven del mundo que alcanzó su independencia hace un año, vive por debajo del umbral de la pobreza; una situación crítica que obedece en gran parte a los conflictos mantenidos con su vecino norteño, Sudán.
La euforia del pueblo sursudanés a raíz de la independencia alcanzada, se ha convertido en una dura realidad en apenas un año de la existencia oficial del país africano.
La suspensión de la producción del petróleo, que fue ordenada por el Gobierno sursudanés, a raíz del supuesto robo de su crudo por parte de Sudán, ha provocado que el país africano se quede sin el 98% de sus ingresos.
El vicepresidente del Gobierno sursudanés, Riek Machar, en alusión al conflicto petrolero con Sudán, reconoció que “no pudimos satisfacer las expectativas de la población durante el año debido a las dificultades (…) imprevistas que tuvimos”.
Un diplomático occidental, que pidió quedarse en el anonimato, señaló que no hay considerables progresos y el balance de un año es triste, ya que el Gobierno de Juba está «desorganizado» y «aún está en guerra» con Jartum.
«¿Qué podíamos esperar en solo un año? Es un aniversario y nada más», planteó por su parte Alfred Lokuji, decano de la Facultad de Estudios Rurales y Comunitarios de la Universidad de Juba.
“Las instituciones no despegaron realmente, en primer lugar el Parlamento (…), la administración no funciona como debería y la corrupción continúa siendo un problema mayor”, enfatizó Lokuji.
“Construir un Estado jamás es fácil, sobre todo cuando se mira a Sudán del Sur, que sale de la guerra civil más larga de África y tiene una base de competencias débil como en ningún otro lugar del continente”, apuntó George Conway, director para el país del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Al mismo tiempo, reconoció que «hay que poner las cosas en perspectiva. Recién ha pasado un año, sabemos que el proceso será largo y difícil».
Sudán del Sur, que proclamó su independencia el pasado 9 de julio, luego que millones de personas pagaran con su vida, luchando casi 50 años en dos guerras civiles contra el régimen de Jartum, todavía está marcado por las peores estadísticas en materia de desarrollo en el mundo.