El programa ha atendido a más de 450 infantes|El Sistema de Orquestas celebra dos años de terapia musical en los hospitales

A propósito de la celebración del segundo aniversario de su Programa de Atención Hospitalaria, el Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela ofrecerá este miércoles el concierto Huellas de amor, a partir de las 4:00 pm, en la Sala Fedora Alemán del Centro de Acción Social por la Música (CASPM), ubicada en Quebrada Honda.

Un grupo de 35 estudiantes de música, pacientes del Hospital de Niños José Manuel de los Ríos, participarán en este concierto en el que se escucharán piezas como del folklore venezolano como Punto del navegante, Maracaibera, Gabán Ritmos de San Millán, Pajarillo, así como Jolly Old St. Nocholas, de Benjamin Hanby y Variaciones, de Ricardo Alvarado, entre otros.

Marlon Franco, director y creador del programa, comentó que esta iniciativa nació por la inquietud de llegar a esos espacios donde se hace difícil llevar la música, como el caso de los hospitales.

“Recuerdo que hace dos años la profesora Ámbar Manzano y yo nos acercamos al Hospital J.M de los Ríos, y fuimos creando un programa especial para poder atender a niñas y niños mientras permanecen en la hospitalización”, dijo, luego de asegurar que es impresionante lo rápido que aprenden los pequeños, “quizás por la misma necesidad de hacer cosas diferentes que los desconecten de esa realidad y ese estrés de estar días en el centro de salud”.

Franco señaló que la iniciativa se extendió al Cardiológico Latinoamericano Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa, en Montalbán.

EXTENSIÓN

El músico adelantó que entre los proyectos que tienen pendiente con el programa, se encuentra llevar la iniciativa a otros centros hospitalarios de Caracas y al resto del país.

“Ya hemos creado un equipo sólido. Poco a poco fuimos sumando músicos a este proyecto y cada día es mayor la cantidad de niñas y niños que tenemos en nuestra plantilla”, refirió Franco.

Manifestó que desde la puesta en marcha del proyecto, los resultados obtenidos han sido interesantes y conmovedores, “muchos pequeños evolucionan y mejoran con este tipo de actividades, que viene siendo como una terapia para ellos. Procuramos que los chamos tengan el instrumento en la mano y se motiven”, insistió.

Cleudi Hernández es vivo ejemplo de este programa. El joven cuatrista, proveniente de la isla de Margarita, narró cómo conoció el programa. “Fui paciente de oncología. Estuve sometido a quimioterapia durante un tiempo, fue en este momento donde supe del proyecto y le pregunté a la profesora Ámbar si podía participar, ella me dijo que sí y desde allí toco el cuatro”, relató.

Crisvan Reyes, de 12 años de edad, sobrevivió a un osteosarcoma: un tipo de cáncer óseo, que llevó a los médicos a la necesidad de amputarle el brazo derecho. No obstante, el joven forma parte del programa.

A LOS NÚCLEOS

Además de animar y el espíritu de vivir en las chamas y los chamos, el Programa de Atención Hospitalaria tiene como objetivo incorporar a los pacientes que atiende a los distintos núcleos del Sistema, una vez que son dados de alta.

Más de 450 infantes han sido atendidos con este programa y “estamos en ese proceso de enlace con los núcleos”, reiteró Marlon Franco. Clases de cuatro, maraca, guitarra, percusión, canto y violín reciben estos pequeños, quienes “encuentran en el programa una esperanza para mejorar”.

Sin embargo, y así lo señaló Franco, como tienen resultados positivos, existen otras situaciones dolorosas por las que tienen que pasar como dirigentes del programa. Al respecto, explicó que atiende a jóvenes con varias patologías, desde pacientes con cáncer hasta niños operados de amigdalitis.

“De verdad, hemos visto muchachos que han mejorado su proceso, pero también nos ha tocado ser testigos de luchas que culminaron en una perdida, es decir, el alumno pierde la vida a causa de la enfermedad, y estas son situaciones, realmente duras”, indicó.

Por su parte, la profesora de cuatro Ámbar Manzano reveló que nunca se imaginaron que el proyecto tendría un impacto tan importante para los pacientes y hasta para los propios médicos y padres.

“Ya son dos años que nos han permitido crecer como profesores, músicos y seres humanos”, manifestó.

T/ Patricia Pineda
F/ Ángel Dejesús