La tormenta enfrentada en el Medio Oriente es el resultado directo de la disposición de dinero en efectivo, armas y el espionaje de Estados Unidos para Israel, muestra la última filtración de Snowden. El “desprendimiento inútil» de Obama es sólo para el show, escribe el periodista Glenn Greenwald en el sitio web The Intercept.
En un análisis intenso, el ex periodista de The Guardian reveló el sorprendente contraste entre lo que Estados Unidos dice públicamente y lo que hace detrás de la cortina. Esto implica la aparente angustia del presidente Barack Obama sobre la región del Medio Oriente, así como la pasión de los estadounidenses por colocar públicamente en una lista a Israel como una amenaza a la paz regional en un momento cuando su armamento e inteligencia, valorados en miles de millones de dolares, estaban siendo suministrados al Estado de Israel desde la década de los 60.
Greenwald ha publicado su análisis del último documento filtrado de Snowden, en donde se explica cuán falsa es en realidad la idea de que Estados Unidos es un espectador de la crisis del Medio Oriente.
De hecho, “el único intercambio grande entre la NSA y el ISNU (Unidad Nacional de Señal de Inteligencia Israelí) es sobre objetivos en el Medio Oriente que constituyen amenazas estratégicas para los intereses de Estados Unidos e Israel”, revela el documento filtrado.
“El acuerdo mutuo sobre los objetivos geográficos incluyen los países del norte de África, Medio Oriente, el Golfo Pérsico, Asia del Sur y las repúblicas islámicas de la antigua Unión Soviética. Entre ese grupo de países, la cooperación abarca la explotación de comunicaciones internas gubernamentales, militares, civiles y diplomáticas; y organizaciones externas de seguridad e inteligencia”.
Una de las “prioridades claves” de esta cooperación es el “desarrollo del programa nuclear iraní, seguido por los esfuerzos nucleares de Siria, los planes e intenciones de Hezbolá de Líbano, el “terrorismo” palestino y el Yihad mundial”. El documento habla sobre “la orientación y explotación” de estos.
El documento continúa mostrando que ambos servicios de inteligencia tienen funcionarios de enlace en cada una de sus embajadas, disfrutan una colaboración “criptoanalítica” y que Israel tiene acceso directo a la más alta tecnología militar estadounidense. Greenwald complementa esto con pruebas de millones de dólares en fondos de emergencia de Estados Unidos almacenados en el Medio Oriente, que Israel puede utilizar para sus propios fines estratégicos simplemente escribiendo una solicitud.
Durante la última década, Greenwald escribe, la NSA ha aumentado la apuesta en gran medida en la tecnología de espionaje, la financiación de operaciones y armas a su homólogo israelí, el ISNU. La mayoría de esta ayuda ha sido utilizada para luchar sus batallas con la ocupada Palestina – incluyendo la operación de Gaza, así como otros actores regionales.