¡Así es! Tras esta inocente fachada de pacífico ciudadano con cara de no romper un plato, se oculta la más peligrosa de las amenazas que ha conocido la humanidad.
Las apariencias engañan. No te dejes confundir por las millones de Canaimitas que he puesto en las manos de niñas y niños. En realidad, se trata de devastadoras armas capaces de borrar de la faz de la Tierra la ignorancia con solo apretar un botón.
No te pierdas uno solo de mis movimientos. Puede salirte caro. La lectura, por ejemplo, es otra de mis manías belicistas y es sabido que, ocultas tras las páginas de los centenares de libros que he editado y distribuido de forma gratuita entre el pueblo, han sido descubiertas bombas que han irradiado de conocimiento y conciencia a la población.
Camuflada tras la lucha contra el analfabetismo, que enseñó y sigue enseñando a leer y a escribir a miles de mujeres y hombres, apunto con proyectiles de amor y solidaridad las tinieblas del no saber.
No lo niego: desde hace varios años vengo bombardeando sistemáticamente el negocio que se lucra con la salud del pueblo y con inamistosa frecuencia he venido armando todo un batallón de soldados de la Medicina Integral Comunitaria, gratuita y de calidad.
Y hay más. Para que lo sepas planeo seguir desembarcando con todo un cargamento de amenazantes viviendas dignas, peligrosísimas jornadas de distribución de alimentos, escalofriantes reformas al sistema educativo, intimidantes maniobras de soberanía con la inclusión como cabeza de playa.
Sí. ¡Soy una amenaza!