Swing Latino: Ella cantaba boleros

La conocí a finales de los años 70, cuando ya tenía más de diez años de haber partido. Verá usted, el caso es que no necesito el contacto físico para saber de la vida de alguien, me basta su historia y las referencias para afirmar que sé de él, o de ella. Algo así nos pasó a Helio Orovio, músico y acucioso investigador de la música cubana y de paso, gran conversador, hasta que nos saludamos.

Fue muy corto el tiempo para el diálogo sobre algunos personajes que Helio tuvo el privilegio de conocer. Con él me enteré de algunas cosas que jamás se han escrito ni escribirán de Benny Moré. Aproveché para hablar de Fredesvinda García Valdés, quien en Cuba fue conocida como “Freddy”, una negra rolliza a quien el Creador dotó con el maravilloso don del canto.

ELLA CANTABA BOLEROS

Seguro estoy de que son muy pocos los lectores que han tenido la dicha de deleitarse con la voz de esta cantante de boleros, a quien no dudo en calificar como la gran pionera del feeling. Cristóbal Díaz Ayala afirma que ella “cantaba a cappella, con mucho feeling y con una voz de contralto que sonaba como un contrabajo bien tocado”.

Cada noche, con un vestido barato y enormes sandalias sin tacón, sentada en el Bar Celeste, tomaba ron y escuchaba la victrola. Luego de varios tragos, empezaba a contonearse con la música y a cantar a media voz. En su otro mundo, Freddy se sentía a gusto.

Una de esas noche, apagaron la victrola y le pidieron que cantara. No tuvieron que insistirle. Freddy se sabía todos los boleros. Con su voz de contralto, venida directamente de Dios, los cantaba como nadie. Era como si hubiera vivido todos aquellos amores desdichados. Como si le fuera la vida en ponerle melodía a los pesares del alma. Freddy no permitía que la acompañaran. No necesitaba piano ni guitarra. Le bastaba con su garganta; cantaba a cappella. Con una insoportable dulzura triste que casi te reventaba el corazón. El que la oyera cantar un bolero, ya no podía olvidar esa voz. Tenía algo que nadie podía explicar con palabras.

Las madrugadas del Bar Celeste ya no lo fueron más sin el rito de que, a la medianoche, la victrola callara para, bajo el spotligh, darle vía libre a Freddy.

Alguna de esas madrugadas de extraña magia, Guillermo Cabrera Infante la vio y años más tarde la convirtió en uno de los personajes de su novela “Tres Tristes Tigres”: la cantante Estrella Rodríguez. La estrella del monólogo en ocho partes de Códac, «Ella cantaba boleros».

Ella cantaba boleros, como bien lo dice CabreraInfante, quien un buen día, en mis correrías por la Escuela de Letras de la UCV, me la presentó a través de su obra. “Ella cantaba boleros”, me dijo, y en verdad se llama Estrella Rodríguez, y de inmediato me la describió: la verás «…con un vaso en la mano, moviéndose al compás de la música, moviendo las caderas, todo su cuerpo, de una manera bella, no obscena pero sí sexual y bellamente, meneándose a ritmo, canturreando por entre los labios aporreados, sus labios gordos y morados, a ritmo, agitando el vaso a ritmo, rítmicamente, bellamente… el efecto total era de una belleza tan distinta, tan horrible, tan nueva…»

–¿Sólo grabó un disco?

–Así es. Su único álbum fue publicado con el título de “La voz del sentimiento”, reeditado con el nombre de “Ella cantaba boleros”, a propósito de mi escrito. Fue grabado en 1960 para Puchito Records bajo la referencia : Puchito MLP 552. El maestro Humberto Suárez hizo los arreglos musicales y condujo la orquesta, seguramente me habría contestado Cabrera Infante

Freddy nació en Céspedes, un pequeño pueblo de la provincia cubana de Camagüey. Algunos señalan el año 1933 y otros el 35 como el año de su nacimiento. Hasta el momento de su muerte, el 31 de julio de 1961, Freddy cantaba a cappella en los clubes de La Habana, a donde se mudó cuando apenas tenía doce años; en la capital se empleó de cocinera para una pudiente familia de apellido Bengochea (Arturo Bengochea era el presidente de la liga profesional cubana de base-ball) pero pronto empezó a cantar por las noches en el Bar Celeste, en las calles Humboldt e Infanta, un sitio donde los artistas se reunían.

–¿Cómo llegó al Capri? Le preguntamos a Helio.

–En las noches habaneras los músicos caían en el sitio. La verdad es que todo el mundo se reunía allí o en La Red, donde la máxima atracción eran La Lupe o el propio Benny Moré. Una noche, llegó al bar la cantante Aida Diestro, quien junto con otras muchachas había formado su famoso cuarteto “Las Aidas”. Esa noche andaba con Moraima Secada y Omara Portuondo. Aida quedó impresionada al escuchar a Freddy y se lo manifestó, a la vez que le ofreció montarle un buen repertorio y proponerla para el show del Hotel Capri. Se pusieron de acuerdo y junto con Aida, Freddy acudió a la audición del Capri y ese mismo día firmó el contrato. Fue así como la campesina de Camagüey dejó de ser para siempre la cocinera del doctor Bengochea o la cantante a capela del Bar Celeste. Enlo adelante sería acompañada por la orquesta de Rafael Somavilla, en la revista “Pimienta y Sal” junto a otros cantantes, bailadores y un cuarteto dirigido por el pianista Carlos Faxas.

La vida de Fredesvinda dio un giro de 180 grados. Aparte del Capri y algunas giras, apareció en varios programas de televisión como “Jueves de Partagás” (1959), que le dejó un grato recuerdo. En ese programa, apareció junto a Benny Moré y Celia Cruz.

A pesar del éxito en La Habana, la Gorda Freddy ―al igual que la Lupe― se perdió en el laberinto de la emigración y terminaría muriendo en Puerto Rico. Marchó a México, donde todo se le hizo difícil; más tarde hizo un par de presentaciones en Miami y finalmente decidió viajar a San Juan de Puerto Rico, donde tuvo un infarto al miocardio y falleció a los 25 años de edad, el 31 de julio de 1961.

Murió en la pobreza. Cuentan que músicos cubanos y puertorriqueños tuvieron que hacer una recolecta para pagar sus funerales. Su tumba se encuentra franqueada por las del Tite Curet y la de Daniel Santos. Buena compañía. ¡Saravá!

DISCOGRAFÍA

«El hombre que yo amo,» («The man I love»), por George Gershwin

«Tengo,» por Marta Valdés

«La cita,» por Gabriel Ruiz (compositor)

«Noche y Dia» («Night and Day»), por Cole Porter

«Vivamos hoy,» por Wilfredo Riquelme

«Freddy» por Ela O’Farril (escrita especialmente para Freddy)

«Noche de ronda,» por Agustín Lara

«Tengo que decirte,» por Rafael Pedraza

«Debi Llorar,» por Piloto y Vera

«Sombras y más sombras,» por Humberto Suárez

«Gracias mi amor,» por Jesús Faneity

«Bésame Mucho,» por Consuelo Velázquez

Quien desee descargar el único LP grabado por La Freddy, aquí les dejo este enlace:

 

Ángel Méndez
Foto: Cortesía