Tal día como hoy, martes 4 de septiembre, en 1854 murió el general en jefe Santiago Mariño. Así lo recordó el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, vía Twitter.
Conmemoramos 165 años de la siembra de nuestro héroe y prócer margariteño, Santiago Mariño. General en Jefe que tuvo la tarea histórica de liberar el territorio oriental del imperio español. El pueblo honra su lealtad a la causa bolivariana. ¡Viva el Libertador de Oriente! pic.twitter.com/h52zOSnRSb
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) September 4, 2019
Figura de actuación estelar en la Guerra de Independencia de Venezuela, Santiago Mariño tuvo el papel principal en la liberación del oriente del país durante la II República. El Libertador de Oriente vino al mundo en el Valle del Espíritu Santo (Isla de Margarita) el 25 de julio de 1888, falleciendo el 4 de septiembre de 1954 en La Victoria (Edo. Aragua).
AMANTE DE LA GLORIA
En 1816 Mariño acompañó a Bolívar en su exilio de Haití y como segundo jefe de la Expedición de Los Cayos. En una oportunidad el Libertador le escribió “…Tenga Ud presente a la posteridad, que debe juzgarnos sin cábala (…) Ud tiene la pasión por la gloria, procure Ud conservarla como la ha adquirido…y el mayor esplendor de este adorno le viene más de la moderación que del poder”.
CON BOLÍVAR
En dos oportunidades Santiago Mariño acudió o hizo llegar socorro invaluable al Libertador Simón Bolívar. La primera fue en 1814, cuando Bolívar con varios centenares de soldados, rodeado en San Mateo por fuerzas de mas de 4 mil hombres al mando de José Tomás Boves en marzo de ese año, se dirigió al Centro, haciendo que José Tomás Boves levantara el sitio, para medirse con Mariño en Bocachica, con triunfo de los republicanos. Y la segunda se dio en 1817 cuando cercado el Libertador en la Casa Fuerte de Barcelona pidió ayuda a Mariño, quien envió a José Francisco Bermúdez. Este último, pese a sus serias desavenencias con Bolívar acudió, recibiendo del héroe caraqueño -a punto de caer en manos españolas-, el título de “Libertador del Libertador”. Bolívar y Mariño habían estado juntos igualmente en Carúpano en septiembre de 1814, cuando fueron desconocidos por José Félix Ribas y Manuel Carlos Piar.
CONTRA BOLÍVAR
Sin embargo, el celo del prestigio y ambición de la suprema jefatura militar, instigada por consejeros hizo que en varias ocasiones, Mariño se apartara del Libertador. Así, en 1813 y 1814 se negó a integrar un mando único entre el Ejército del Centro comandado por Bolívar, y el de Oriente, cuya jefatura ejercía el margariteño. El acuerdo de ambos fue el de mantener el Estado de Venezuela y el Estado de Oriente. Ello incidió en las trágicas derrotas de Aragua de Barcelona y Urica que dieron al traste con la II República. Y en 1830 secundaría a José Antonio Páez en la desintegración de la Gran Colombia, desconociendo la autoridad de Bolívar. En 1848 Mariño, con los Monagas, enfrentará a Páez.
DESPUÉS DE LA INDEPENDENCIA
Tras la Batalla de Carabobo de 1821 Mariño, quien no perdió su ánimo guerrero pidió dirigir la expedición de que por entonces se hablaba, para independizar Cuba. La empresa, acariciada por el Libertador entre 1823 y 1827, jamás pudo hacerse por las crecientes dificultades internas de la Gran Colombia y hostilidad de Estados Unidos. En mayo de 1830 Mariño, quien tampoco acompañó los ejércitos que combatieron en el Sur, impediría al Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre su ingreso a Venezuela. En 1846 quiso mediar entre liberales y conservadores, gestionando una entrevista de José Antonio Páez y Antonio Leocadio Guzmán, la cual no se dio, estallando luego la rebelión campesina que bajo el lema “¡Tierra y Hombres Libres!” acaudilló Ezequiel Zamora.
HACENDADO INNOVADOR
En su obra Mariño y las Guerras Civiles (Volumen II) cuenta Caracciolo Parra-Pérez que Santiago Mariño, quien tras la Batalla de Carabobo y como resultado de la Ley de Haberes Militares había adquirido, así como por negociaciones en que vendió haciendas suyas en la provincia de Cumaná y adquiere inmuebles Caracas, La Guaira y Aragua, se hace de la Hacienda “Tapatapa” de Maracay. Hacia 1831, traería a esta última, equipos para la molienda de caña de azúcar, que le convertirían en el primer venezolano en aplicar maquinaria movida con vapor para la explotación del rubro agrícola.
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