La pieza se presentará hasta el próximo domingo en el Celarg, en Altamira|Teatro del Silencio propone una hora para la paz con su obra Sabotaje petrolero

Mientras grupos de la oposición insisten en protestar contra el Gobierno con barricadas y manifestaciones violentas en los alrededores de la plaza Francia de Altamira, en Chacao, a pocos metros de ahí, en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), el Teatro del Silencio ofrece una hora para la paz, para la reflexión, para el debate y para el arte, con la obra Sabotaje petrolero, referida a uno de los capítulos de la historia reciente de Venezuela protagonizado por la derecha.

La pieza original de Alberto Rowinsky y Roberto Azuaje, se estrenó la semana pasada en la sala 1 del centro cultural y las funciones serán hasta el próximo domingo.

Basada en historias reales, la obra se refiere claramente a los daños a la industria petrolera nacional ocurridos hace 12 años mediante dos dramas escritos por Rowinsky y un acto humorístico de Azuaje.

En “El encuentro”, se plantea la reunión “misteriosa de una muchacha con su profesor. En la conversación la joven se da cuenta de que es la esposa del hijo de su maestro, que están distanciados hace más de 10 años. Todo eso se va desenrollando lentamente y en última instancia es el encuentro de dos seres humanos, separados por una situación que no se explica nunca”, detalló Rowinsky en entrevista con el Correo del Orinoco.

La confrontación entre dos posiciones no podía faltar en esta puesta en escena, este es el eje central de “La entrevista”, en la que una periodista se va a un barrio a realizar entrevistas con la seguridad de que en el país hay un paro cívico nacional.

“¿Qué opina usted del paro cívico nacional?, dice. Esto no es un paro ¿Qué es? Es un sabotaje. Pero si la Coordinadora Democrática dijo que es un paro… es una confrontación de dos posiciones. La periodista se quita la máscara y empieza a asumir la posición oficial de la oposición y el hombre asume una visión de la Venezuela de los últimos años desde el punto de vista un trabajador”, ilustró el dramaturgo.

En “¿Quién se llevó el gato al agua?”, el acto de humor con el que se despide la obra, permite observar la alienación, la disociación psicótica que produce estar todo el día con la televisión encendida con las noticias. Asimismo, pretende mostrar el papel que jugaron los medios durante los acontecimientos del año 2002. “Esto se hace con humor porque nos permite aflojar y distender”, acotó.

“Al final el Gobierno no cayó”, cantó Rowinsky, que además de escribir parte del libreto dirige, ilumina y actúa junto a su hija Nova y la actriz Livia Méndez.

Aunque la obra representa hechos e historias de la vida, la obra no apunta exactamente hacia el realismo y el escenario es más bien surrealista, no se asemeja ni a un barrio ni a un sector de la clase media.

“Cuando se lleva una puesta en escena se debe tener mucha creatividad”, acotó.

UN APORTE

Alberto Rowinsky afirmó que Sabotaje petrolero “no deja ninguna duda” acerca de su posición política: “Es mi opinión y la de una gran parte del país”.

Contó que escribió esta obra con la intención de hacer un aporte al “teatro ideológico” y reírse a partir de hechos “que le complicaron la vida” a la patria de Bolívar. “En las partes serias se va diciendo cuántos millones de dólares se perdieron, qué se hubiera podido hacer con esto, quiénes eran esos funcionarios de Pdvsa y se da paso a la discusión para encontrar elementos para reflexionar sobre ese momento histórico, que para mí es absolutamente esencial para entender la Venezuela de hoy”, comentó el actor.

Aunque hay muchos otros elementos e historias, la pieza da luz sobre los últimos movimientos de los factores de poder y de sus operaciones. En resumen, Sabotaje petrolero es un espectáculo concebido para reflexionar sobre la realidad contemporánea venezolana.

Teatro del Silencio “venía haciendo un teatro ideológico claro, sin ninguna ambigüedad” como la última puesta en escena, Vientos de libertad, sobre la cotidianidad de los días previos al 19 de abril de 1810 o Galileo Galilei y la intolerancia de la Iglesia.

Rowinsky sostiene que con esta nueva obra, la agrupación inicia una nueva etapa con obras dedicadas a la reflexión de la historia reciente. “¿Entre las guarimbas de 2002 y las de ahora qué diferencia hay? Por supuesto, hay matices”, cuestionó.

Con Sabotaje petrolero, Teatro del Silencio va tras la búsqueda de espectadoras y espectadores “inteligentes”. Por otra parte, intenta brindar elementos para afirmar situaciones o formas de pensamiento de la sociedad, y así, generar dudas en otros sectores sociales.

“Estamos en una situación muy compleja, incluso para ceder espacios en los pensamientos, los análisis. Nuestro teatro cada vez está más definido y abocado a la reflexión, la inteligencia, a espectadores inteligentes, no solo entre la gente que comparte mi opinión”, aseguró Rowinsky.

FUNCIONES

Sabotaje petrolero, de Alberto Rowinsky y Roberto Azuaje, se presentará hasta el 16 de marzo en la sala 1 del Centro de Estudios Rómulo Gallegos, en Altamira, Caracas. Las funciones son jueves, viernes y sábado a las 8:00 y el domingo a las 6:00 pm.

La pieza, dirigida por Rowinsky, forma parte de la programación del Festival de Teatro Venezolano, Latinoamericano y de la Diversidad, que se desarrollará durante todo el año 2014 en el centro cultural. El montaje está dirigido a personas mayores de 18 años. La entrada general cuesta 120 bolívares.

Texto/Várvara Rangel Hill
Foto/Girman Bracamonte