Asesinado en el Gobierno de Raúl Leoni (y II)|Fabricio Ojeda Un revolucionario auténtico

En el marco de la etapa dictatorial, Fabricio Ojeda fue destacado en el Palacio de Miraflores, por el diario que el 3 de agosto de 1943, fundara Miguel Otero Silva. Esto le permitió estar cerca del dictador Marcos Pérez Jiménez y de ahí que obtuviera informaciones de primera mano, que le ganaron la confianza del tirano y sus ministros. También le permitió constituirse en el presidente de la Junta Patriótica y tener contacto con las cabezas más visibles de los sectores clandestinos. Todo esto lo llevó a ser de los primeros en conocer la huida de Pérez Jiménez. Mas, la dirigencia del PCV, sin clara visión del gran papel que estaban jugando, se durmieron en los laureles y no plantearon el ingreso de Ojeda a la Junta que presidió el contralmirante Wolgfang Larrazábal Ugueto, pero si permitieron el ingreso de Eugenio Mendoza, la cabeza más visibles del empresariado y de los sectores dominantes en aquellos días.

Al abandonar la Cámara Baja se iría a los Andes, donde se unió a otros jefes para crear varios frentes guerrilleros, que en las primeras de cambio lo llevaron a la cárcel, con una condena de 18 años en un juicio múltiple contra más de 150 militantes revolucionarios, realizado en el gimnasio del hoy Fuerte Tiuna. Con varios de estos logra fugarse de la prisión de la Cárcel de Trujillo donde resulta herido en un tobillo al saltar un muro. Entre los jefes militares del Carupanazo y del Porteñazo y de otras acciones militares, figuraron Jesús Teodoro Molina Villegas, Pedro Vegas Castejón, Pedro Medina Silva, Juan de Dios Moncada Vidal, fueron algunos de ellos. Lúben Petkoff, Gregorio Lúnar Márquez, y el propio Fabrico Ojeda, fueron de los civiles que se fugaron.

COMANDANTE ROBERTO, PRIMERAS VÍCTIMAS

El nombre de Fabricio Ojeda ha sido sustituido por el alias de Roberto, con el cual funciona en las montañas de Portuguesa, Barinas y Trujillo, donde opera Juan Vicente Cabezas, Comandante Pablo, como jefe principal del frente “José Antonio Páez”, del cual es nombrado su primer Comandante. Para entonces las guerrillas están instaladas en varios estados. Falcón y Lara son los fundamentales, siguen Yaracuy, Trujillo, Barinas, Portuguesa. Pero el primer foco nació en Mérida, en “La Azulita” y fue bautizado con el nombre de “Francisco de Miranda”, como el Precursor.

En los extremos de Oriente se asoman en Turimiquiri y en Caripe, en los estados Sucre y Monagas, con el nombre del “Gran Mariscal de Ayacucho” y del capitán de navío Manuel Ponte Rodríguez, quien fue jefe del Porteñazo, e iría a ser dejado morir en el San Carlos por Raúl Leoni y su ministro de la Defensa, Ramón Florencio Gómez.

Argimiro Gabaldón, constituía “el alma” de las guerrillas y su frente lleva el nombre del Padre Libertador Simón Bolívar, que se desplazaba por Lara, Falcón, Yaracuy y otros escenarios de los estados del centro occidental. En los llanos la guerrilla hace también su aparición. Américo Silva fue el que lideró ese frente.

Douglas Bravo, Luben Petkoff, Elías Manuit Camero, Gregorio Lúnar Márquez, Pedro Medina Silva, Alfredo Maneiro, el ya citado Juan Vicente Cabezas, quien comanda en El Charal, que es el frente al cual se incorpora Fabricio Ojeda o Comandante Roberto, son algunos de los jefes de esos aparatos armados.

Toribio García, Iván Daza y Oswaldo Orsini van a ser de las primeras víctimas que deja la represión, porque fueron asesinados después que estaban en manos del enemigo. Como fue el caso del propio Fabricio Ojeda, quien fue victimado en las salas de interrogatorio y torturas del SIFA. En los días, meses y años subsiguientes caerían decenas en la misma forma, y también en enfrentamientos.

CAE ARGIMIRO GABALDÓN

El 13 de diciembre de 1964, cae Argimiro Gabaldón, el gran jefe guerrillero. A uno de sus subalternos se le dispara el arma y la bala da en el cuerpo de Gabaldón. Dos de sus hombres (Francisco Yánez y Pavel Rondón) lo trasladan al hospital de El Tocuyo, a cuyas puertas dejan al jefe guerrillero herido. Fue un golpe mortal para la lucha armada en las montañas. Ya para los días finales de este año, se estaban ventilando discusiones en el Cuartel San Carlos entre los parlamentarios del PCV y el MIR, que Betancourt había metido presos arbitrariamente desde el 30 de septiembre de 1963. La lucha armada era el centro de tales discusiones que luego se centran en las propias organizaciones. La dirección del MIR renunció a la misma. El PCV haría lo propio más tarde y en el 1965 surge el llamado fraccionalismo.

Lo encabezaban quienes hoy están en el extremo de la derecha. En el 1964, las guerrillas del MIR, atrincheradas en las montañas de El Bachiller, recibieron numerosas incursiones aéreas y al tratar de salir fueron diezmados sus integrantes. Dos de ellos, Víctor Ramón Soto Rojas y Trino Barrios, fueron detenidos el 26 de julio en el sitio conocido como Paso Real y los desaparecieron. En el 1966, los restos de Barrios fueron desenterraos en la hacienda “Los Colorados. De su compañero, se supo que fue lanzado con vida desde un helicóptero en pleno vuelo y así lo denunció en más de una oportunidad su madre, Rosa Rojas de Soto, quien falleció en años recientes a los 102 años.

Muchos son los nombres de quienes se la jugaron en las guerrillas y hoy están resteados al lado del proceso revolucionario que inició Hugo Chávez y continúa Nicolás Maduro. Algunos han fallecido, como es el caso de Moisés Moleiro, quien insistió en ese tipo de lucha, y en el 1966, dirigió un desembarco de cubanos que fue desbaratado por las fuerzas venezolanas. Gabriel Puerta Aponte, Américo Martín, entre otros forman parte hoy de la llamada Mesa de la Unidad o MUD, conformada por el fariseísmo fascista.

El desplome total de las guerrillas quedó marcado el año 1969, bajo la presidencia de Rafael Caldera, quien llamó a la pacificación y puso al Cardenal José Humberto Quintero al frente de las negociaciones. Muchos insistieron, pero finalmente accedieron y hoy pertenecen a la MUD.

FABRICIO  CON TIRSO PINTO

Después de la muerte de Argimiro Gabaldón (Chemiro como le llamó su padre, el General José Rafael Gabaldón), asumió el mando del frente Simón Bolívar el doctor Hernán Cortez Mujica, quien pronto sería sustituido por Tirso Pinto, quien narra un encuentro con Fabricio Ojeda así:

“Empezamos examinando la situación del FLN (Frente de Liberación Nacional) en los estados que abarcaba nuestro frente: Lara y Portuguesa. Me preguntó por las personalidades que lo integraban y le di la información de que disponía al respecto (…) También le informé que en Lara, en lo que concernía al apoyo guerrillero, actuábamos mancomunadamente. El MIR había destacado dos de sus cuadros a las guerrillas. Carlos Betancourt Comandante Gerónimo), que dirigía la Brigada II (zona urbana) y Chucho Vetancourt (Comandante Zapata), quien había causado el desgraciado accidente que causó la muerte de Argimiro…”.

“Esas consideraciones –sigue Tirso Pinto en su narrativa- las compartimos y yo por eso le dije: `Debes salir lo más pronto posible para Caracas. Yo te doy los contactos para que discutas esto con la dirección nacional del partido y te colocas bajo la protección de su aparato de seguridad (…) Con esos propósitos salió Fabricio para Caracas, con la idea de regresar a nuestro frente, donde establecería su base de operaciones…”.

MUERTE DE FABRICIO OJEDA EN LA SEDE DEL SIFA

Fabricio Ojeda se vino a Caracas y se trasladó al litoral guaireño. Era el 19 de junio de 1966, cuando es apresado en una vivienda cerca de Playa Grande. Junto con él fueron apresados Anajantzi Jiménez, su compañera entonces, y Mario Matute Bravo, un hombre bastante vinculado al pérezjimenismo, en el cual ocupó elevados cargos en el Palacio de Miraflores. El día 21 la noticia de su muerte trascendió a todo el país y se proyectó más allá internacionalmente. Fue una víctima más de aquel gobierno de la Ancha Base que presidía Raúl Leoni y conformaban URD y FND, que lideraban Jóvito Villalba y Arturo Uslar Pietri, y con el general Ramón Florencio Gómez como titular de la Defensa, ese gobierno de los cientos de desaparecidos, fusilados, prisioneros políticos lanzados desde helicópteros en pleno vuelo (Víctor Ramón Soto Rojas), violaciones de mujeres, incluso en estado de gravidez, y otros desmanes cometidos por los cuerpos policiales, en especial en la DIGEPOL y el SIFA.

Como colofón de este reportaje sobre Fabricio Ojeda o Comandante Roberto, quien fue presidente de la Junta Patriótica (la integraban además, Silvestre Ortiz Bucarán, por AD; Enrique Aristiguieta Gramcko, por COPEI y Guillermo García Ponce, por el PCV) que se conformó el 14 de junio de 1957 para luchar contra la dictadura de Pérez Jiménez, citaremos lo que su hermano Ramón Ojeda, me dijo como a las dos y media de la tarde de aquel día 21 de junio de 1966, hace exactamente 47 años, en la Sala de Examen de la Contraloría Municipal (situada entonces entre Municipal y Santa Capilla), donde prestamos servicios: “Chino acaban de matar a mi hermano Fabricio” y rompió a llorar.

T/ Antonio Manrique (CNP 944)
F/ Archivo CO
I/ Iván Lira
Caracas