La hembra del “patas blancas” necesita la sangre para sus huevos|Mosquito transmisor de dengue y chikungunya pica en la mañana y hacia el final de la tarde

Pese al combate contra el chikunguya que se realiza desde distintos frentes, este sigue avanzando en algunas regiones del país, tal y como se había previsto desde el punto de vista epidemiológico.

Explica la doctora María Eugenia Grillet que los mosquitos pertenecen a la familia de insectos Culicidae, “la cual ha sido estudiada ampliamente en Venezuela y en el mundo”, debido a que muchas especies de este grupo son transmisoras de diversos patógenos que pueden ser arbovirus,  protozoarios, y nematodos, los cuales  “causan  enfermedades  de  interés en  la salud  pública  y  veterinaria, con  altas  tasas de morbilidad y mortalidad”.

Comentó que la longevidad de los zancudos alcanza el mes de vida y que estos “pueden hacerse resistentes a los insecticidas”. La mayoría mide menos de 15 milímetros de longitud y pesa alrededor de dos miligramos. Por lo general permanecen en un radio de una milla de su sitio de reproducción.

Durante su término de vida pasan por cuatro fases: huevo, larva, pupa y adulto. La duración de las primeras tres fases, de acuerdo con la investigadora, puede variar según la especie y depende de las condiciones del medio ambiente.

HEMBRAS HEMATÓFAGAS

Los mosquitos machos no extraen la sangre de sus anfitriones. Como no son hematófagos, “se alimentan únicamente de néctar de las plantas”. Las hembras, en cambio, están equipadas con un aparato bucal para perforar y chupar sangre, por lo que “es la hembra la que transmite cualquier patógeno con su hábito de picar a las personas”.

Esta acción, según describe, les permite “desarrollar sus huevos, después de la cópula con el macho que la insemina una sola vez en su vida”. Datos científicos aportados por la especialista revelan que una hembra puede producir hasta 300 huevos a la vez y hasta 3 mil durante su término de vida. Al cabo de entre 10 y 14 días estos llegan a ser adultos.

Señala que la hembra mosquita se ve atraída por estímulos visuales; primero cuando está lejos, a través de la forma y color de las personas, y luego por el calor y el sudor, mediante la temperatura corporal y la emisión de CO2. “De esa manera se orienta y busca a su hospedador”, acentuó.

316 ESPECIES EN EL PAÍS

La presencia de mosquitos data de más de 144 millones de años, desde el periodo Cretácico. En el mundo se conocen aproximadamente 3.378 especies de este género, refiere la especialista.

Con base en datos del Laboratorio de Biología de Vectores y Parásitos perteneciente al Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la Universidad Central de Venezuela, en el cual se desempeña como profesora e investigadora titular, aseveró que unas 316  especies se  encuentran en  Venezuela.

Destacan entre ellas el Aedes aegypti, o patas blancas, como se le conoce popularmente, el cual, según la doctora “ha sido común en Venezuela por mucho tiempo”; también, el Aedes albopictus, o mosquito tigre, “que fue reportado por primera vez en el año 2009 en Caracas” y luego en Aragua, Carabobo y Monagas, aunque se sospecha que “esté mucho más extendido por el país de lo que se ha encontrado”.

El aegypti, detalla, “se encuentra estrechamente asociado con los humanos”. De hecho, “es el principal vector de dengue en el mundo”. Aclara que su ciclo de desarrollo “no depende de la presencia de vegetación”. Su hábitat original ancestral, añade, “son los huecos de árboles africanos”.

Sin embargo, “reposa, pica y ovipone dentro y fuera casa”, debido a que puede vivir tranquilamente en cualquier recipiente que contenga agua, bien sea por efecto de las lluvias o por acción directa de las personas. Indicó que sus huevos resisten la desecación, “por lo que pueden estar en estado latente por mucho tiempo hasta que reciban algo de humedad y luego una lámina de agua los active, dando origen a una larva, pupa y luego adulto”.

Esa fue la forma como se introdujo el vector en el continente americano durante la época de la Colonia, mencionó el entomólogo Juan Carlos Navarro durante una videoconferencia ofrecida desde Ecuador a estudiantes de medicina de la Universidad Central de Venezuela.

Recordó que los colonizadores trajeron consigo cientos de toneles con agua, en recipientes de madera, que portaban huevos de este mosquito y que a pesar de haberse secado por su uso durante el viaje permanecieron viables. Luego de llegar al continente y entrar en contacto con agua “eclosionaron las primeras larvas y tuvimos una población introducida de Aedes aegypti”, complementó.

VERSIÓN MODERNA

Una versión moderna de aegypti, prosigue el también ecólogo de vectores, es el albopictus, “quien tuvo el mismo proceso de transporte y de invasión al continente”, pero hacia los años 80, principalmente en Estados Unidos y Brasil.

En Venezuela, detalló, las primeras especies de este género fueron encontradas durante el año 2009 en el Cementerio General del Sur y en el Parque Generalísimo Francisco de Miranda; para este momento ya se encuentran en diferentes estados del país. Según estudios realizados, aduce el experto, en el país hay dos genotipos; el H3, que es el asiático y el H14 que es local.

Posiblemente esta especie haya entrado a Venezuela a través de la importación de cauchos usados y plantas ornamentales provenientes de China, agregó Grillet.

Su hábitat original ancestral, ilustra la doctora, son los huecos de árboles asiáticos. Se le conoce como mosquito de exteriores porque suele estar en jardines, parques, etc. Además, depende de la presencia de vegetación alta para su desarrollo. Navarro añade que este “tiene un patrón de picada similar al del Aedes aegypti”; es decir, que se alimenta en las primeras horas de la mañana y en las últimas horas de la tarde.

VECTOR INOCENTE

Todos los insectos que tienen la capacidad de alimentarse de sangre cuentan con un aparato bucal modificado y mantienen contacto con animales de sangre caliente “tienen la potencialidad de ser un vector”, sostiene Jazzmin Arrivillaga, bióloga con posgrado en entomología médica y molecular.

En su opinión, esto significa que “si se logran infectar después de la picada, el virus puede sobrevivir, diferenciarse, multiplicarse y ser transmitido”, pero la experta considera que el vector es “el más inocente” dentro de esa cadena, porque “él lo que hace es alimentarse”.

No obstante, asegura que si lo hace sobre un hospedador que tiene un virus,  bacteria o parásitos, además de infectarse, este también sufre. “Se ha demostrado, a través de algunos estudios, que si un insecto está infectado por algún patógeno reduce el número de huevos y sobrevive menos”, referenció.

Arrivillaga, quien se desempeña como profesora del departamento de Estudios Ambientales en la Universidad Simón Bolívar, manifestó que la mosquita hembra tiene unos receptores en sus patas y en sus antenas que le permiten captar la producción de CO2 en las personas, que es lo que las atrae e incita a picar.

“Cuando tiene hambre, simplemente activa ese mecanismo y sale en busca de su hospedador. Si una persona tiene alto metabolismo -es decir, que convierte más rápido lo que consume en nutrientes, generando mayor energía y mayor tasa respiratoria- produce más CO2 y eso es captado por ella”, explicó.

INVASIÓN DE ESPACIOS

Destaca la investigadora del Laboratorio de Ecología Molecular de Insectos, Vectores y Salud Ambiental que entre los animales se encuentran muchos patógenos circulando que pueden afectar al ser humano a partir de la ocupación de sus espacios.

“Cuando el ser humano llega a un lugar y entra en contacto con hospedadores vertebrados que están infectados, el mosquito que venía picando a esos animales y que también tiene la posibilidad de ser antropofílico, pica tangencialmente al humano y lo contagia”, ilustró.

La deforestación por urbanismo, esgrime, ha hecho que muchas aves y roedores se vayan; “el mosquito no va a  hacer un gasto energético buscándolos, sino que comienza a picar al hombre que ahora dentro de ese ambiente”. Citó como ejemplo el caso de la USB, “que está metida dentro de un bosque”.

A eso se suma el hecho de que en la actualidad el mosquito se vale de métodos de dispersión pasiva para trasladarse fácilmente a distintos lugares. “Ahora no tiene que volar: se monta en un ascensor, se monta en un avión si no hay control en las aduanas, se monta en un barco y llega a cualquier sitio”, asintió.

Lamentablemente no hay diferencias visuales entre el mosquito sano y el mosquito infectado, agrega la bióloga. “Esto solo puede comprobarse a nivel de laboratorio, porque se afecta la producción de huevos y el insecto tiene menos sobrevivencia”, afirmó.

MANEJO DE PLAGAS

En criterio de la especialista, es importante mantener la biodiversidad, y hay mecanismos específicos para hacerlo, “pero el mismo desarrollo sustentable y sostenible nos dice que hay que garantizar la calidad de vida, lo cual implica resguardar la salud de las personas”.

Dice que entre los puntos clave del tema sanitario están las enfermedades transmitidas por los insectos. En ese sentido, asegura que “la búsqueda del equilibrio ecológico tiene que asegurar la calidad de vida, y esa sostenibilidad está en reducir al mínimo los costos en cuanto a gastos por enfermedades”.

La erradicación de algunas especies, según la doctora, rompe con muchas interacciones. “Hay aves que son insectívoras, y al acabar con los insectos se está eliminando la posibilidad de una cadena trófica”, acentuó.

Sin embargo, sostiene que todas aquellas especies que son consideradas plagas tienen un manejo, que no es lo mismo que erradicación. Por ello insiste en que, “cuando se elimina un criadero de zancudos, se hace desde el contexto de manejo de plagas y no desde el punto de vista de la biodiversidad”.

Menciona que hay animales, como los perros, que son reservorios de algunas enfermedades, y por tal motivo nadie los mata, porque para eso está el manejo de control, pero este también debe cumplir una serie de normas.

FALLAS EN EL CONTROL

El entomólogo Juan Carlos Navarro asegura que el ciclo de transmisión urbana de dengue y chikungunya es muy similar: “Puede ocurrir tanto por Aedes aegypti como por Aedes albopictus, y los dos los tenemos en Venezuela”; por ende, el control de vectores puede hacerse de la misma manera en ambos casos.

No obstante, señala que no ha habido manera de realizar un control efectivo. “Desde los años 70, cuando circulaban los serotipos uno y dos, hasta la introducción del serotipo dos asiático en 1989, no ha habido forma de que se establezca un programa eficiente de control de los vectores, y ahora mucho menos con Aedes albopictus”, criticó.

Año a año, según el experto, se incrementan en el país el número de casos y de localidades donde ocurren las epidemias, por lo que “era de esperarse que, entrando el virus de chikungunya -con los dos vectores introducidos en el país y además con una población totalmente susceptible- tuviéramos los casos que estamos teniendo y muchos más de los que se están reportando”.

Al respecto, señala que, conociendo los patrones ecológicos de los vectores, se  debe incluir la reducción del hábitat de las larvas, el control de los contenedores, reducir el contacto humano-vector y realizar el control químico-bacteriológico, así como el uso de mosquiteros. Pero recalca que es importante hacer una investigación básica y operativa para evaluar cuáles son los métodos más eficientes. “En Venezuela es poco lo que se realiza para establecer geoespacialmente la estratificación del riesgo y de los vectores”, concluyó.

ANTICUERPOS CIRCULANTES

Para el virólogo Ferdinando Liprandi, especialista emérito del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), los virus transmitidos por mosquitos tan eficientes como el aegypti y el albopictus “son muy difíciles de controlar”, pero estima que en la medida en que haya más gente infectada, la transmisión irá disminuyendo progresivamente.

“La persona infectada queda protegida, va a tener anticuerpos circulantes por un tiempo y no va a servir como agente de amplificación, pero aun cuando los anticuerpos bajen en título, nivel o concentración, habrá una célula memoria que en el momento que vea que el virus está ahí, va a responder, posiblemente con la capacidad de controlar perfectamente la infección”, teorizó.

Enfatizó que “no hay virus que mate al 100%, que infecte al 100% o que produzca enfermedades en el 100% de las personas, excepto que sea ébola”. De hecho, se calcula que pueda haber hasta un tercio de casos no clínicos, “o sea, personas que tuvieron el virus pero que no presentaron síntomas o que estos fueron tan leves que pasaron desapercibidos”.

PARTE DE LA NATURALEZA

Los virus son parte de la naturaleza, en el sentido de que afectan todos los sistemas vivos, comentó. “Hay virus de animales, de humanos, de plantas y hasta de bacterias. En nuestro país existe una variedad de virus importantes”, detalló.

El investigador hizo alusión a un virus cercano al chikungunya, llamado mayaro, que ha estado circulando en el país, el cual produce efectos similares y ha causado un número relativamente muy limitado de casos.

“El síntoma más llamativo que los caracteriza son los problemas artríticos”, asintió. Otro virus similar, añade, es el que produce la encefalitis equina venezolana,  “aun cuando su sintomatología es totalmente distinta”.

Pero existen otros virus como la fiebre hemorrágica de guanarito que son mucho más peligrosos. “Chikungunya no es tan peligroso; sin embargo, tiene una alta capacidad de infectar, sobre todo a una población virgen como la de Venezuela, donde no existía una inmunidad previa”, aseveró.

A su criterio, esa carencia que tienen las personas, excepto las que ya se infectaron, “explica un poco la explosividad del número de casos de chikungunya que se están dando en el país”.

LINAJES EVOLUTIVOS

Hasta los años 50, rememoró el virólogo, existían dos tipos de virus vinculados con el chikungunya que estuvieron limitados a África. Luego estos pasaron a Asia, y allí se expandieron, “pero no como epidemia ni pandemia, sino como brotes limitados en números y gravedad”.

Dice que a partir del 2004 comenzó a haber una serie de epidemias “muy violentas” en varias zonas de Asia y África que fueron asociadas con un nuevo linaje genético de este virus.

Al respecto, Navarro resalta la existencia de tres linajes evolutivos: Una rama del oeste de África, otra asociada con el este, centro y sur de África, y una netamente asiática, que abarca un grupo de virus altamente infectantes y patogénicos, que son el linaje y sublinaje del Océano Índico.

Una particularidad que tiene este linaje, profundiza, “es que se han detectado varias mutaciones, sobre todo en la envoltura uno del virus chikungunya, en la posición 226, que produce un virus altamente susceptible de replicarse en la especie Aedes albopictus”.

Sucesivas mutaciones han sido detectadas en este linaje que produce justamente cepas mucho más virulentas, puntualiza, pero afortunadamente, según el experto,  “hasta ahora no tenemos la introducción de este linaje en el continente”, aunque no descarta su llegada.

Sostiene Navarro que, teniendo el albopictus introducido, los brotes epidémicos y su dispersión, de llegarse a manifestar la presencia de ese tipo de linaje en el país “pudiese ser mucho más grave”.

NO HAY NUEVA MUTACIÓN

Liprandi evalúa que no hace falta pensar en una nueva mutación de la cepa del virus para explicar los posibles fallecimientos que puedan suscitarse producto de esta enfermedad. “Chikungunya no está asociado directamente a fallecimientos, aunque sí puede provocarlos en una población de riesgo”, expresó, al hacer referencia a las y los pacientes con chikungunya que presentan enfermedades de base.

El experto indica que si se observan los boletines emitidos por la Organización Panamericana de la Salud, que reflejan el desarrollo de esta epidemia a lo largo de distintos países del continente, “puede evidenciarse que hay cierto nivel de mortalidad, más acentuada en algunos países que en otros”.

Pero señala que, “a falta de otras evidencias” que demuestren lo contrario, no se atrevería a pensar que el virus ha sufrido una nueva mutación que lo está llevando a ser más agresivo. Lo que sí considera factible es que pueda presentarse una coinfección entre dengue y chikungunya, aunque no tiene claro si eso se manifiesta en la sintomatología.

¿ES POSIBLE UNA GUERRA BIOLÓGICA?

En septiembre, tras producirse ocho fallecimientos en el Hospital Central de Maracay, ubicado en el estado Aragua, donde el chikungunya logró avanzar progresivamente, el presidente Nicolás Maduro asomó la posibilidad de una “guerra biológica y psicológica” impulsada por sectores de la oposición.

El chikungunya está en el continente. “Chikungunya está afectando en este momento a todo el continente americano”, asintió el virólogo Ferdinando Liprandi. Asimismo, recordó que el virus no nos cayó de sorpresa, porque aquí lo estábamos esperando desde diciembre. “Las autoridades estaban conscientes de que venía y de que era inevitable”, acotó. El del chikungunya no sería el virus más idóneo para llevar a cabo una guerra biológica, sostiene el experto.

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T/Héctor Escalante
F/Jonathan Manzano, Luis Franco, Héctor Lozano y Roberto Gil

Estoy muy preocupada he encontrado un zancudo o mosquito. Que pica fuertisimo mi hijo es alergico a mi y los demas nunca nos picaban tanto y mate uno y lo guarde lo busque por internet y no se q hacer es orripilante no se donde ir ya las cremas no hacen efecto la infeccion en la piel orrible es como un zancudo de patas largas cuerpo tigre y gordo y quiere picar o nos a picado en las mañanas y noche ya no se q hacer ni donde acudir mandaria una foto pero no se como.

  • Si una persona ya ha padecido de chicungunya y se cura queda inmune? o sea que si otro mosquito infectado o portador del virus lo pica ,la enfermedad le puede repetir o no?