Fue en la población de Astoria en Oregón, Estados Unidos, donde un técnico de apellido Parsons montó una pequeña red que puede ser considerada la precursora de la televisión por cable. Años más tarde, estas empresas ofrecen centenares de canales que contribuyen al desarraigo cultural de las y los televidentes.
Hoy en día, bajo la premisa de ampliar la cantidad de canales de televisión, antenas estratégicamente instaladas, con largos metros de fibra óptica, se conectan a los receptores de cientos de hogares venezolanos, quienes se suscriben con la intención de entretenerse y estar más informados.
El fenómeno de la televisión por cable, junto con el desarrollo de los satélites y el ordenador personal, constituye un aporte a la revolución tecnológica lograda por los medios de comunicación en la segunda mitad del siglo XX.
Son miles los programas que pueden ser sintonizados en las pantallas venezolanas, gracias a estos sistemas de suscripción. “Aparecen con mucha fuerza en la vida cotidiana de la gente y el aparato perceptual de los seres humanos no está adecuado al bombardeo de tantos estímulos que se observan en esa gran cantidad de medios de comunicación”, asegura Carlos Alzualde, médico psiquiatra.
A pesar de esto, según Alzualde, la televisión siempre va a educar porque de alguna manera está construyendo el presente de las personas. “En la medida en que veo televisión puedo entender lo que pasa en mi mundo. Se logra formar una visión particular que es incorporada en mi sentido común. Entonces, la televisión va a educar sentimentalmente y hasta políticamente. Va a incorporar modelos estereotipados de la realidad o modelos a seguir»
CANALES QUE «DESTERRITORIALIZAN»
Las operadoras brindan la modalidad de canales segmentados con diferentes órdenes temáticos que garantizan la posibilidad de llegar más directamente a una población determinada. Pero con esta ventaja aparece un nuevo elemento referido a “cómo esos canales han desterritorializado a la sociedad venezolana, es decir, la mayoría de los programas no obedecen a las realidades particulares de quienes los ven. Por ejemplo, un canal internacional no es una referencia para una persona que viva en cualquier región del país”, aclara Alzualde. Esto, advierte, empieza a generar una especie de desarraigo que los sociólogos han llamado “identidad global; es decir, que los medios de comunicación, al estar ‘desterritorializados’, tienden a construir identidades que se dan a partir de patrones de consumo, que no tienen que ver con su realidad propia”.
Estas identidades globales o emergentes, como son denominadas por los especialistas, van asociadas con un patrón de consumo cultural dado por los cables. “Por eso es que tienen ese impacto, pues en ellos se evidencia la estrategia del capitalismo global, que se da mediante la construcción de identidades que facilitan generar consumidoras y consumidores”, asevera Alzualde.
Por su parte María Elena Urdaneta, semióloga y analista de discurso de medios de comunicación, dice que “todos los espacios televisivos trabajan bajo un mismo patrón. Independientemente de la variedad de canales que ofrezcan, el contenido casi es el mismo. Establecen patrones de consumo. Una persona que tiene suscripción por cable se aleja de la realidad del país. Son medios que alienan a la población y fomentan la transculturación. Los canales abren puertas que sumergen a las y los televidentes en la realidad que ellos quieren que veamos”.
DISCURSO AUDIOVISUAL DIRECTO A LAS EMOCIONES
Debido al zapping (práctica de cambiar constantemente de canales y programas de televisión), “se ha construido un discurso audiovisual más intenso para poder llamar la atención de la gente. Este discurso trata de generar apegos a partir de emociones básicas, como: la rabia, el miedo, la tristeza. Usan todo aquello que mueve las emociones más intensas, lo que hace que la gente se quede más tiempo pegada al contenido particular de un canal específico”, cuenta el psiquiatra Alzualde.
CASO RCTV
Con respecto al caso RCTV, Alzualde comentó al Correo del Orinoco que “podemos hablar de un orden político y un orden conceptual. En cuanto al marco jurídico, la medida de sacar del cable a RCTV está ajustada a determinados incumplimientos en el plano legal”, explica el médico. Pero desde el punto de vista psicosocial, agrega, “debemos tener en cuenta que la gente incorpora a su identidad muchos programas. Por ejemplo, RCTV posee espacios que la gente puede considerar como suyos”. Cuando algunas personas sienten que se los quitan, “por la razón que sea y más allá de las razones del Estado, se movilizan porque sienten que les están vulnerando su identidad. El problema surge cuando se montan, con base en esto, todos los discursos posibles, y se llega a un manejo político”.
CABLE SINÓNIMO DE ESTATUS
La suscripción a las televisoras por cable se ha convertido en evidencia de estatus y confort en Venezuela. Esto “se relaciona con un elemento que se estudia en la psicología social de la pobreza. La dificultad para las personas de bajos recursos de ahorrar o tener proyectos a largo plazo, origina la gratificación inmediata. El cable entra en esos elementos gratificantes que socialmente están establecidos como parte del confort, y que finalmente se traducen en consumismo. Ante sus carencias, se gratifican con cosas que están a su alcance”, expone Alzualde.
La semióloga Urdaneta complementa esto al agregar que a las y los ciudadanos sin recursos “les permite formar parte de una sociedad, ser reconocidos por su entorno y por su grupo. Los hace formar parte de un colectivo”.
PADRE CON MÁS TIEMPO
“Hay padres que se suscriben a la televisión por cable para que sus hijos puedan ver canales como Discovery Kids y Nickelodeon, porque la industria nos ha llevado a delegar las funciones al televisor. Yo, como padre o madre, debo buscar que mi hija o hijo pase más tiempo en la televisión para yo dedicarme a otras cosas. Lo importantes es que tenga algo para entretenerse”, dice Urdaneta.
Es importante tener en cuenta que el principal objeto de la televisión por cable es ofrecer centenares de emisiones que amplíen la capacidad de entretenimiento y satisfagan la necesidad de la audiencia de estar informada. Sólo ésta puede decidir si transita el camino de la transculturación por fibra óptica.