Los primeros indicios de unas fronteras como las actuales se vieron en el Imperio Romano: la zona que separaba a Roma del mundo bárbaro tenía funciones militares y aduanales. Pero fue en el siglo XIV cuando se usó la expresión «frontera» sustituyendo el término “marca”.
Las de Venezuela, como en toda América Latina, las crearon los conquistadores entre los siglos XV y XVI al establecer las iniciales divisiones político-territoriales.
Esto viene a colación porque los cancilleres de Colombia y Venezuela, María Ángela Holguín y Elías Jaua, respectivamente, tienen en agenda la frontera.
Al inicio de la década pasada, en el 2001, se seguían cerca de 100 asuntos, pero por los altibajos de las relaciones -debido a provocaciones de Álvaro Uribe- el tratamiento de los temas se redujo.
En Venezuela hay que determinar el criterio nacional de frontera y luego su extensión; esto debe venir en la Ley de Fronteras, obvio con dictamen previo de Cancillería. Barinas y Mérida deben ser frontera, por el mismo criterio que en Colombia el Departamento de Boyacá es frontera.
El tema cambiario es materia de los Bancos Centrales, hay que crear un banco binacional, o un sistema de pagos en bolívares y pesos, que no se permita especulación cambiaria en casas de cambio, en fin enfrentar esto.
Hace 27 años el cambio era 17 pesos por bolívar, este lunes era lo contrario. Con esa cifra, los zulianos, los tachirenses, y los apureños han dejado de ir a comprar a Colombia.
Del lado colombiano se cierran empresas por falta de esa demanda, lo que incrementa el desempleo con derivaciones sociales para la frontera común. Ante esos valores monetarios el contrabando podrá reducirse pero nunca se acabará.
Quedan temas de aquellos 100 que siempre se discutían, muchos aun sin solución.