Temer sufre derrota en votación de su reforma laboral

Reforma laboral implicaría un retroceso social para los brasileños

El trámite para la reforma laboral continuará en la Comisión de Constitución y Justicia del Senado

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El presidente de Brasil, Michel Temer, sufrió ayer un duro revés, cuando su reforma de las leyes laborales (clave para su plan de austeridad) fue sorpresivamente rechazada en una comisión del Senado.

«Lo que importa es (la votación en) el Plenario. Allí el Gobierno ganará», reaccionó Temer en Moscú, donde participa de una gira internacional para captar inversiones que también lo llevará a Noruega.

Por diez votos contra nueve, la Comisión de Asuntos Sociales (CAS) del Senado rechazó el informe favorable a la reforma impulsada por el Gobierno conservador, que pretende flexibilizar las normas que regulan el mercado de trabajo para estimular las contrataciones.

El proyecto de ley fue aprobado por la Cámara de Diputados en abril y debe pasar por otra comisión de la Cámara Alta antes de ser sometida al plenario de 81 senadores.

La derrota del proyecto en la CAS no impide que este siga adelante, pero preocupa al Gobierno (y a los mercados, que apuestan por su éxito), ya que tres senadores de la base del Gobierno acabaron votando contra la reforma.

«Esa reforma es un caballo de Troya: bonito por fuera, pero adentro contiene una bomba que va a detonar la vida del pueblo brasileño», afirmó el senador Paulo Paim (PT, izquierda), cuyo voto contrario a la reforma acabó siendo acompañado por la mayoría de sus colegas en la comisión.

Una de las disposiciones del proyecto más criticadas estipula que los acuerdos de negociación colectiva entre trabajadores y patrones prevalecerán sobre la ley, dentro de los límites constitucionales.

Sus detractores afirman que la nueva legislación volvería más precarias las condiciones de empleo, mientras el Gobierno asegura que busca «corregir distorsiones» en el mercado laboral y que no habrá retroceso de derechos.

Las reformas promercado son la principal bandera del Gobierno de Michel Temer, que intenta mantenerse en pie en medio de acusaciones de corrupción contra el Mandatario y varios de sus ministros.

Temer accedió al poder en 2016, tras un juicio político que se le realizó a la presidenta constitucional Dilma Rousseff, acusada de manejar irregularmente las cuentas públicas. Acusación que luego el actual Presidente de facto admitió que habían sido por “venganza” contra la exmandataria.

T/ Redacción CO-AFP
F/ Archivo CO
Brasilia