Terrorismo de Estado

PUERTO RICO MIRANDO AL SUR

POR: JULIO A. MURIENTE PÉREZ

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La agresión perpetrada por Estados Unidos, Reino Unido y Francia contra Siria constituye una flagrante violación a la soberanía nacional de ese país del Medio Oriente. Representa así mismo una burda violación del derecho internacional vigente. Ha sido, en el sentido más preciso de la palabra, un acto de terrorismo de Estado.

Estos tres países han pretendido asumir el rol de policías planetarios, que deciden y disponen a su antojo, según sus intereses particulares, aunque ello conduzca a la agresión y la violencia contra un país independiente. De nada ha valido que el Consejo de Seguridad de la ONU no haya podido llegar a ninguna decisión que autorice acción militar alguna, o que la Organización Para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) esté justo en este momento en medio de una investigación sobre el reciente incidente en el fueron utilizadas armas químicas cerca de Damasco. La OPAQ, que es la institución que está viendo el caso sobre el terreno, no ha adjudicado responsabilidades. Pero ya Washington, Londres y París declararon culpable al Gobierno de Assad. Y en represalia, le lanzaron una lluvia de cohetes altamente destructivos, como si tuvieran licencia para disponer de los países del mundo.

Esta es la misma actitud que asumió la administración Bush contra Irak hace varios años. Entonces, el Gobierno de Estados Unidos le mintió al mundo alegando que el Gobierno de Sadam Hussein poseía armamento de destrucción masiva y que constituía una amenaza para la humanidad.

La política de guapo de barrio solo conduce a más violencia. Luego, no se sorprendan los residentes de Nueva York, Londres o París cuando la violencia terrorista toque sus puertas y estremezca su tranquilidad, trayendo muerte y dolor a personas inocentes. Es la consecuencia espantosa de la política de “ojo por ojo”. A cohetazo limpio nada se va a resolver.

Si de veras creemos en la paz, el terrorismo de Estado debe ser condenado firmemente.