Varias islas del Caribe oriental interrumpieron este jueves sus actividades públicas y elevaron la alerta por los aguaceros y fuertes marejadas que provocará la tormenta tropical Erika mientras atraviesa la zona.
La aproximación del fenómeno natural obligó a los gobiernos de Antigua y Barbuda, San Cristóbal y Nieves, Guadalupe, San Martín, San Bartolomé, Islas Vírgenes Británicas y de Estados Unidos a suspender la jornada laboral tanto en el sector estatal y privado, y activar los planes de emergencia.
Esos territorios también suspendieron el tráfico marítimo y terrestre, abrieron los albergues y solo mantendrán en servicio al personal de la salud, los departamentos de bomberos, la policía y otras fuerzas de seguridad para apoyar las operaciones de urgencia.
Insistieron a los ciudadanos en evitar salir a las calles innecesariamente mientras persista el temporal, adoptaron restricciones de velocidad en las vías públicas y cancelaron numerosos vuelos, la circulación del transporte público terrestre y marítimo.
Además, exhortaron a la población a tomar las previsiones pertinentes para evitar pérdidas humanas y materiales, porque la situación podría complicarse durante los próximos días.
Los más recientes pronósticos meteorológicos auguran la caída de 75 a 200 milímetros de lluvias, ráfagas de hasta 90 kilómetros por hora y olas de casi cuatro metros de altura, lo cual eleva el riesgo de inundaciones en las zonas bajas de las islas.
Erika se fortaleció más en las pasadas horas, avanza hacia el oeste a 26 kilómetros por hora y se ubica a 140 kilómetros de Guadalupe.
Las proyecciones apuntan a un giro hacia el oeste-noroeste y que durante el próximo fin de semana se convierta en un huracán de categoría uno en la escala de intensidad Saffir-Simpson antes de alcanzar Bahamas.