El proceso constituyente de 2008 fue la base del nuevo pacto social e institucional|Transformación de Ecuador impulsó cambios favorables y devolvió esperanzas al pueblo

Pabel Muñoz

Tanto Ecuador como Bolivia han dado muestras de crecimiento en distintos ámbitos luego de implementar, aisladamente y de acuerdo a sus propias dinámicas, un gran proceso de transformación similar al que se plantea Venezuela en este momento. Sobre esa experiencia se pronunció Pabel Muñoz, secretario nacional de Planificación y Desarrollo de Ecuador.

Consultado por el Correo del Orinoco, señaló que la transformación del Estado ecuatoriano operó con base en la necesidad de un cambio dentro del régimen de acumulación y en las relaciones de poder establecidas por el neoliberalismo durante décadas, para poder responder a las demandas sociales.

“Nosotros encontramos una ausencia completa del Estado: Nadie planificaba, nadie regulaba, nadie controlaba, y en medio de este ausentismo estatal, eran los grupos económicos y corporativos quienes guiaban el país en procura de su propio y exclusivo beneficio”, relató.

Frente a esta realidad, detalló, transformar el Estado implicó rescatarlo y recuperarlo para que este cumpliera con sus fines políticos fundamentales. Por ello sostiene que, desde el inicio de la Revolución Ciudadana, las y los integrantes del Gobierno se plantearon la necesidad de un profundo cambio en la estrategia de desarrollo.

“Para llevarlo adelante, necesariamente debíamos avanzar en la transformación del Estado, de sus bases institucionales y de gestión, como medio para alcanzar las metas de política pública establecidas en la planificación”, reseñó.

PROCESO CONSTITUYENTE

El eje inicial que marcó el centro de la transformación del Estado ecuatoriano, sin lugar a dudas, fue el proceso Constituyente de 2008, recalcó Muñoz. “Esta fue la base del nuevo pacto social e institucional del Ecuador”, reiteró.

Partiendo de ese hecho, esgrimió, se aplicaron tres políticas que permitieron alcanzar ese objetivo: Una revolución institucional y normativa, con una nueva estructura del Estado organizado en cinco funciones, una nueva Constitución y un conjunto de leyes programáticas que permitieran su desarrollo.

Conjuntamente se comenzó a aplicar la gestión de la política pública en el territorio, que consistió en la descentralización y la desconcentración, lo que a su criterio permitió “acercar el Estado a la ciudadanía”.

De igual forma, se implementó el uso de distintas herramientas para la mejora de la eficiencia y calidad de la gestión, mediante estrategias como gobierno electrónico, desarrollo de procesos y gestión del talento humano.

POLÍTICAS DE TRANSFORMACIÓN

Dentro de los logros alcanzados gracias a esta transformación, el sociólogo mencionó la recuperación del Estado y la autoridad pública, así como la superación de la crisis política: “Este es el Gobierno más democrático y estable del período republicano”.

Dijo que también se produjo la descorporativización de las instituciones: “La política pública la hace el Estado y no los grupos de interés”, y la recuperación de facultades esenciales como la planificación, la rectoría, la gestión, la distribución y la redistribución.

Otro aspecto esencialmente abordado, añadió, fue el rediseño territorial. Dice que ahora, en esta nueva etapa, los territorios se han convertido en el eje de una nueva forma de gestión política. También se ejecutó una renovación generacional en el servicio público.

Todas estas políticas de transformación, menciona el titular de la Senplades, forman parte del Plan Nacional para el Buen Vivir y como tal están en constante proceso de evaluación, lo que a su criterio permite corregir, profundizar o ampliar la agenda.

“Consideramos que hemos avanzado significativamente en la consolidación institucional del Estado. Sin embargo, nos quedan importantes retos, especialmente en la mejora de la eficiencia, y en medidas para garantizar que este proceso sea irreversible”, ponderó.

DEMANDA SOCIAL Y ECONÓMICA

Enfatizó Pabel Muñoz que desde 2007, el Ecuador decidió cambiar de rumbo y dejar de lado “la larga noche neoliberal”. Esta voluntad colectiva, acotó, ha sido continuamente refrendada por la ciudadanía en varios procesos electorales. Recordó que en las elecciones presidenciales de 2013, el 57,1% de las y los ecuatorianos votaron en una sola vuelta por la reelección de Rafael Correa.

“Este cambio de época es la respuesta a una administración que se ha puesto a la altura de las demandas históricas del pueblo ecuatoriano y latinoamericano. ¿Cómo lo ha hecho? Cumpliendo sus propuestas políticas y programáticas e impulsando una transformación integral sin precedentes en todos los ámbitos de la sociedad y la cotidianidad del país”, justificó.

Haciendo énfasis en el aspecto económico, el vocero del Gobierno ecuatoriano referenció que entre 2007 y 2013, su país creció significativamente, incluso más que América Latina. “Mientras en este período el promedio regional del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) fue del 3,4%, el de Ecuador fue del 4,2%. En 2013, el Ecuador creció en 4,5% mientras que América Latina y El Caribe lo hizo en 2,5%”, reveló.

Para Ecuador, el pago de la deuda social es más importante que el pago de la deuda externa, expresó el sociólogo. “En 2006, el pago del servicio de la deuda externa representaba el 22,67% del Presupuesto General del Estado, mientras que en 2013 era de apenas el 5,16%”, describió.

CAMBIO EN RELACIONES DE PODER

Un paso fundamental en el camino de construcción colectiva, destaca el experto, ha sido el cambio de las relaciones de poder, entre cuyas acciones están la renegociación de la deuda externa, “con lo que el país ahorro 8.000 millones de dólares”, así como la renegociación de los contratos petroleros y la recuperación de las empresas públicas, “fortaleciéndolas y evitando su privatización”.

También se realizó la separación de la banca y los medios de comunicación, eliminando de esta manera, de acuerdo con el vocero, el vínculo entre el capital financiero y el capital mediático.

La nueva estructura, prosiguió, también indujo a la democratización de la propiedad incautada a los “banqueros corruptos” y a Álvaro Noboa, “el hombre más rico del país”. De hecho, la Hacienda La Clementina, incautada a la Exportadora Bananera Noboa por la deuda que generó al evadir impuestos en el año 2005, es ahora propiedad de las y los trabajadores.

Un hecho importante, celebra, es que el Estado haya podido recuperar su capacidad de regulación. “El país se encuentra en proceso de instauración de cada vez más normas de calidad que impedirán el ingreso al Ecuador de chatarra y mercancías ineficientes o no saludables”, asintió.

Remarcó que en esta etapa de renovación se impulsó un proceso de desconcentración denominado “El Estado a tu lado”, mediante el cual se pretende llegar, con servicios públicos de calidad y con calidez, a todo el territorio nacional.

También se ha podido evidenciar un avance del país en lo que a descentralización respecta. “Entre 2007 y 2013 se ha transferido recursos a los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) en un 34% más que los cinco gobiernos anteriores juntos”, argumentó.

Concluye Pabel Muñoz que si no se hubiese tomado la decisión de disputar las relaciones de poder y si no habrían tenido la entereza de rescatar al Estado de las élites económicas y políticas, “ningún logro habría sido posible”.

ESPERANZA RECUPERADA

El sociólogo hispano-brasileño Decio Machado, a quien se le considera uno de los analistas políticos de izquierda con mayor conocimiento del proceso ecuatoriano, entre otras cosas, por haber sido asesor del Gobierno de Rafael Correa en su primera etapa, se refirió, por su parte, a los aciertos y desaciertos de la reforma desarrollada en esta nación suramericana y, con base en esa experiencia, también hizo algunas estimaciones sobre el panorama venezolano.

En conversación con el Correo del Orinoco, aseveró que desde la forzada sucesión del presidente Jaime Roldós, quien liderara el retorno de la democracia al país tras un sospechoso accidente aéreo que acabo con su vida y la de su esposa en 1981, “el sillón presidencial no fue ocupado más que por una caterva de mandatarios de marcada mediocridad política que llevaron al Ecuador al caos económico, configurándose una institucionalidad de pronunciada corrupción y deslegitimación social”.

Esta situación determinó un escenario político “donde ningún gobierno, desde 1996, terminó su legislatura”, situación que a su parecer cambió a partir de la llegada del presidente Rafael Correa al Palacio de Carondelet.

“Aunque el actual Gobierno del Ecuador está lejos de alcanzar el modelo político institucional democrático participativo que emana de su texto constitucional, es evidente que la situación general del país y la de sus ciudadanos ha mejorado muy notablemente respecto al pasado, lo que ha permitido al conjunto de la población recuperar determinada capacidad adquisitiva y las esperanzas en un país que se sumergía cotidianamente en una crisis de carácter sistémico hasta 2006”, argumentó.

ASPECTOS POSITIVOS Y NEGATIVOS

Señala Machado que el cambio de estructura trajo consigo una combinación de factores positivos y negativos: “Por un lado, los logros más importantes del actual Gobierno durante estos siete años y medio de gestión, y que repercuten directamente sobre la población son: la reducción en 13 puntos porcentuales en los indicadores de pobreza nacional”.

Igualmente, sacó a relucir la reducción de otros 8 puntos porcentuales sobre los indicadores de pobreza extrema; el haber reducido el trabajo infantil del 17% existente en 2006 al 8,6% al cierre del 2013; así como una fuerte apuesta por elevar la excelencia en un sector tan importante como la educación y el talento humano.

Esgrimió que todo esto ha ido acompañado por un acelerado proceso de modernización del Estado, infraestructuras varias y adecuación de la legislación vigente a un Estado moderno.

Con respecto a los inconvenientes, señala que las sucesivas reformas -algunas ya realizadas y otras que se realizaran en breve plazo- muestran como la Constitución actualmente vigente y promovida por el actual Gobierno “les quedó grande” como marco de transformación estructural para el modelo de sociedad y economía ecuatoriana.

“En la actualidad se hacen interpretaciones sumamente discutibles sobre determinados articulados constitucionales relacionados con la participación ciudadana, la libertad de expresión y opinión, o determinados aspectos vinculados a la economía en general. Por poner un ejemplo, el gobierno está a punto de firmar un TLC con la Unión Europea en un país donde su carta magna prohíbe la firma de tratados de libre comercio”, criticó.

En opinión del analista, la estabilidad si se ha alcanzado y ese es un punto importante en esta titánica tarea. No obstante, refuta que el control existente por parte del Ejecutivo sobre el resto de los poderes del Estado y organismos de control que, teóricamente deberían ser autónomos del gobierno de turno, “ponen en riesgo la institucionalidad vigente en el país y generan significativos problemas en la estructura democrática del Estado”.

EXPERIENCIAS EN LA REGIÓN

Dice el sociólogo y periodista, quien es coautor de los libros “El correísmo al desnudo” y “El País que queríamos», que la llegada del comandante Hugo Chávez al Palacio de Miraflores en 1998 fue el punto de partida de una etapa de significativos cambios en Suramérica.

“El país más avanzado en la región, a pesar de sus problemas internos, en este sentido, es Venezuela. Sin embargo, hay otros donde también existen cambios positivos y notables transformaciones sociales, como es el caso de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, Uruguay o Brasil”, referenció.

Machado no considera que a la fecha de hoy se disponga de manuales para profundizar las transformaciones sociales que se requieren la región. Tampoco cree que Ecuador sea un ejemplo para el proceso bolivariano que se desarrolla en la Patria de Bolívar.

De hecho, piensa que si se habla de una propuesta profunda para cambiar de raíz el sistema socio-económico en las sociedades en las que vivimos, la apuesta venezolana, con todas sus contradicciones y problemas, ha sido más “consecuente y valiente” que la que se ha realizado en Ecuador.

“Esto de que vengan los ecuatorianos a enseñar a los venezolanos qué deben hacer me parece un concepto de Heinz Dieterich o algún que otro pensador o asesor bastante desafortunado”, reflexionó.

T/ Héctor Escalante
F/ Cortesía Senplades y Decio Machado