Transición al gas

Desde el año 2004 (fecha en que coincidencialmente se mando a publicar el libro Orimulsión con  base en investigaciones de los años anteriores y que pierde vigencia estratégica ante los nuevos acontecimientos pero de validez para la época), el mundo ha cambiado de manera explícita todo lo relacionado con el tema energético, siendo los puntos más trascendentes que han impulsado la nueva realidad:

1) En el año 2004 se comienza a exigir que las reservas de petróleo para tener validez financiera deben ser certificadas (constatar físicamente la existencia del recurso), y acepta la Agencia Internacional de la Energía (países consumidores) que para ese año ya se han consumido más de la mitad de las reservas de petróleo convencional (liviano, mediano y pesado).

2) Se alcanza en el 2005 la máxima capacidad de producción de petróleo convencional en alrededor de 75 millones de barriles de producción diaria que se mantiene hasta nuestros días; el resto de la producción mundial, más de 9 millones de barriles diarios es no convencional.

3) La Agencia Internacional de la Energía, la Universidad de Oxford y la de Uppsala en Suecia (la más antigua universidad de Escandinavia y donde el cenit petróleo es una carrera) tratan de fijar fecha para el fenómeno del cenit o máxima capacidad de producción de petróleo y de todos los líquidos (incluyendo líquidos del gas para el sector transporte), situándolo entre el 2008 y antes del 2020.

Si recordamos que entre el 95 y el 98 por ciento de todo el transporte se moviliza con petróleo, sin sustituto de igual calidad posible, y la demanda sigue creciendo, se debe concentrar al hidrocarburo líquido para suplir las necesidades del sector trasporte y mantener el comercio mundial.

Ante la nueva realidad, es lógico comenzar a construir una nueva infraestructura, la gasífera, que concentre la generación eléctrica que Venezuela y el mundo necesitan, siendo nuestro país una de las mayores reservas del hidrocarburo gaseoso del mundo.

El petróleo ante el nuevo panorama mundial debe ir al sector transporte y el gas al sector eléctrico, pudiendo apoyar (el gas) con líquidos las necesidades del sector transporte.

La revolución gasífera que impulsa el presidente Chávez es una necesidad nacional y mundial.

T/ Fernando Travieso
Caracas