Por Manuel López|Triunfo diplomático (Opinión)

Desde las estepas siberianas y del enorme desierto de la Península Arábica el petróleo sigue fluyendo en abundancia, más de lo necesario para suplir la demanda mundial. Esta situación ha generado posiciones encontradas, entre los que han planteado una reducción de la oferta para impulsar la recuperación del precio y los partidarios de mantener cuotas de mercados, para sacar de circulación a los crudos no convencionales.

Después de varios meses de insistencia, la posición del presidente Nicolás Maduro de congregar a los productores OPEP y No-OPEP para alcanzar mínimos acuerdos está arrojando resultados concretos. Los recientes anuncios de autoridades de Rusia y Arabia Saudita asoman humo blanco, en señal de un posible acuerdo para rebajar la oferta de crudo. El ministro de Energía ruso, Alexander Novak, anunció la disposición de su país a establecer un recorte de producción de alrededor de unos 500.000 barriles diarios.

Mientras que los países del Golfo Pérsico han dejado trascender a los medios de comunicación que están dispuestos a cooperar con cualquier acción para estabilizar el mercado petrolero. ¿Significa esto que tanto Rusia como Arabia Saudita renunciarán a cuotas de mercado en beneficio de una alza de precios?

Un acuerdo en cuanto al bombeo no significa una renuncia de los grandes productores a mantener su posicionamiento en el mercado, si contribuir a buscar un equilibrio que permita quebrar la tendencia descendente del valor del crudo.

Si se alcanza un acuerdo para reducir la producción podrían ayudar a aliviar un exceso de oferta que ha hecho que los precios de los hidrocarburos cayeran más de 70% desde mediados de 2014. El hecho de sentar a los grandes productores, ya es un triunfo de la posición venezolana y otros miembros de la OPEP, como Argelia, partidarios de reducir la sobreoferta de crudo en el orbe.

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