Sin lenguaje metafórico, cuando el señor del megáfono desde la Embajada de Estados Unidos en Venezuela da la orden, ellos acatan sin titubeo, aunque se odien entre sí.
Por un lado, los obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) están arremetiendo contra el Gobierno que preside el obrero Nicolás Maduro, además de pontificar qué tipo de gobierno es el ideal para sus intereses parcializados por la restauración de la IV República, al contrario del papa Francisco, quien insiste en la opción preferencial por los pobres, como lo hace el Gobierno Bolivariano, socialista y chavista.
Por el otro lado, desde Fedecámaras-Venamcham han agudizado la “guerra económica” contra el pueblo, entre diciembre y enero, aplicando desabastecimiento programado, ralentización, acaparamiento, bachaqueo, sobreprecio, mercado paralelo y tráfico de dólares a precios impuestos desde el laboratorio del “Dólar Today”, pero están siendo desenmascarados y arrinconados por la Contraloría Social, en conjunto con la acción determinada que han liderado el vicepresidente ejecutivo Jorge Arreaza, y la FANB.
Por su parte, el pueblo no ha caído en la irritación que el golpismo esperaba. No ha saqueado y ha preferido hacer largas colas, porque es maduro políticamente y tiene capacidad económica para comprar.
En cambio, los saqueos y caos de 1989, fueron producto de la hambruna y contra un sistema opresor de la IV República. El experimento que hicieron contra el pueblo chileno y contra Salvador Allende en Venezuela ha fracasado tanto que en medio de esta guerra económica el pueblo se organiza en torno a las Comunas y colectivos.
Mientras tanto, la gira del presidente Nicolás Maduro por países-potencia no imperialistas y productores de petróleo, tanto de la OPEP como los no alineados con esta organización, ha sido exitosa al concretar acuerdos de inversión, industrialización, comercio recíproco, transferencia tecnológica, créditos e inversión, acordes con el Plan de Recuperación Económica (PRE) y el plan de la patria, además de desenmascarar el dumping y fracking que vienen practicando desde Estados Unidos para boicotear economías de los países productores.
La producción petrolera no bajará y el precio volverá al precio justo. Los medios privados callan, sobre todo los televisivos que están comprometidos con la agenda dictada por el señor del megáfono.
T / Luis Pino Araque