De acuerdo con fuentes castrenses y de seguridad citadas por el canal Al-Jazeera, efectivos del Ejército saudita se movilizaron en las últimas horas hacia la extensa frontera meridional, en medio de rumores de una posible intervención de tropas de los seis países árabes del golfo Pérsico.
Los insurgentes chiitas de la secta Zaydi Houthi avanzan desde Sanaa, la capital yemenita, en dirección a la provincia de Adén, en la costa sur, luego de haber capturado Taiz, la tercera ciudad más importante de aquella nación.
En declaraciones a periodistas, el ministro saudita de Relaciones Exteriores, príncipe Saud Al-Faisal, confirmó que se decidió emprender ciertos movimientos militares ante la ofensiva de Ansar Allah a fin de poder salvaguardar el territorio del reino wahabita.
Al-Faisal añadió que el despliegue forma parte de los «pasos apropiados para proteger la región de la agresión» que ha obligado a la evacuación del presidente yemenita, Abd Rabbo Mansour Hadi, de Adén hacia un lugar desconocido, según reportó también el canal satelital Al-Arabiya.
Los houthis tomaron en Adén la base aérea de Lahij que era utilizada por tropas de Estados Unidos, pero fue evacuada recientemente ante el deterioro de la situación y el clima de confusión imperante allí con enfrentamientos armados entre insurgentes y leales a Hadi, indicó Al-Jazeera.
Según ese mismo canal, la retirada de Yemen del personal militar estadounidense que quedaba sólo aumentó la desesperación de Riad, cuyas autoridades muestran preocupación porque la aparente prioridad de Washington es el acuerdo nuclear con Irán.
El pasado fin de semana, el viceprimer ministro y ministro del Interior de Arabia Saudita, príncipe Mohammed bin Nayef, convocó a sus contrapartes del CCG en esta capital para analizar el precipitado deterioro de la situación yemenita y estudiar acciones militares y de seguridad del bloque.
Tras ese encuentro, el rey Salman bin Abdulaziz recibió al ministro del Interior saudita, sus homólogos de Qatar y Kuwait, y los príncipes herederos de Bahrein y Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos), a quienes dijo que Yemen estaba cayendo en «un túnel oscuro» con malas consecuencias para la región.