Mientras preparaba su gira asiática, el presidente de EEUU ha reclamado aumentar en cerca de 6000 millones el gasto militar de su país en el gran continente.
Pese a que Estados Unidos gasta más en armas que todos sus rivales juntos, su presidente, Donald Trump, ha considerado oportuno hacer la factura aun más costosa, precisamente en Asia: frente a la península de Corea, en la ocupación de Afganistán y la flota norteamericana del Pacífico.
4000 millones de dólares de los solicitados al Congreso antes de partir de viaje estarían destinados a completar la instalación en Corea del Sur del escudo antimisiles Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, por sus siglas en inglés) —pese a la oposición de Moscú y Pekín, que la ha reiterado hace escasos días—.
La segunda gran partida, informa este martes el canal iraní Press TV, se emplearía en financiar el envío a Afganistán, anunciado en agosto, de 3500 militares más, con lo que el contingente superaría de nuevo los 14.000 hombres, pese a las promesas de retirada desde la ocupación del país en 2001.
Con 700 millones de dólares más se repararían dos buques de guerra estadounidenses: el USS John S. McCain, que en agosto chocó con un petrolero cerca de Singapur, y el USS Fitzgerald, al que le había sucedido algo parecido en junio con un navío mercante filipino cerca de Japón.
Trump aterrizó el lunes, 6 de noviembre, en la capital surcoreana, Seúl, donde se reunió con el presidente Moon Jae-in y profirió nuevas amenazas de ataque “preventivo” a Corea del Norte, a la vez que exigía una implicación “mundial” en la respuesta a la política de defensa de Pyongyang.
Un día antes, las fuerzas militares de Estados Unidos habían comenzado maniobras en el Pacífico, conjuntamente con los Ejércitos de Australia y Corea del Sur, supuestamente para “la importación y exportación de armamento nuclear y otras armas de destrucción masiva de Corea del Norte”. La prensa de Pyongyang ha respondido a los movimientos de Trump llamándolo «viejo loco».