Pasada la marea mediática y el “morbo” periodístico volvamos a la calma. La estrategia del terror está de nuevo en el tapete y digo “tomorrow” para que veamos qué puede pasar mañana y qué hacemos para que no nos sorprendan las acciones violentas que tienen en mente los operadores políticos del Pentágono y sus copistas de oposición en el entendido de acumular descontento social y la búsqueda de una “salida” del presidente Nicolás Maduro.
Si durante los años del Puntofijismo la desaparición forzada por razones políticas fue operada por los cuerpos de seguridad del Estado de manera selectiva y a veces masiva (recuérdese El Caracazo) en todo el territorio del país, hoy la lamentable desaparición de personas en Tumeremo, esta vez no por razones políticas, es un acto atroz que no debe repetirse. En Venezuela miles de ciudadanas y ciudadanos conocen cómo fue la violación a los derechos humanos por razones políticas, muchos los vivimos en carne propia, así que nadie vendrá a decirnos lo que eso significa porque lo sufrimos durante los 40 años del Puntofijismo, una generación entera de jóvenes se inmoló y fue criminalizada por años.
No debe abrigarse duda alguna de que el terror es aprovechado arteramente por la oposición para generar matrices de opinión negativas, a ello hay que agregar un análisis certero que sobre el tema del rumor hace el psiquiatra Erick Rodríguez cuando analiza el terrorismo económico en el que el “bachaqueo” y otras estratagemas se ponen de manifiesto, al indicar: “…se trata de una estrategia de desgaste, montada sobre el rumor, que puede ser sigiloso, impetuoso o sumergido (aparece o desaparece)”.
Y añade que la desinformación, la manipulación mediática saturada de medias verdades que disfrazan de mentiras, son repetidas hasta el cansancio para golpear la racionalidad y la resistencia de la gente y el equilibrio psicológico generando dudas, miedos, incertidumbre y terror en la población.
Es la continuación de las políticas de terror que imperó en las décadas puntofijistas, pero con el poder del Pentágono, la Usaid, narcos con delincuencia común en una mortífera mezcla de fuentes de financiamiento y apertrechamiento de recursos para socavar la paciencia de la conciencia. Allí está la cuestión para desmoralizar al pueblo venezolano.
Eso es el proyecto de ley de “amnistía”, una continuación de la impunidad que imperó en el periodo puntofijista y que hoy da sus coletazos en la Asamblea Nacional (AN).
Conocer las estrategias de la derecha (las tienen y son las mismas del Pentágono) difundirlas y aplicar mecanismos de neutralización de todo lo que puede generar caries en el proceso bolivariano es una obligación de cada quien, donde quiera que se encuentre, incluso de aquellos que no siendo chavistas guardan algún sentido de afecto por esta Patria.