Turquía detona «bomba migratoria» contra Europa y exige más apoyo financiero y militar

El gobierno turco de Tayyip Erdogan ha hecho estallar una «bomba migratoria» con la apertura de compuertas que han desatado el éxodo de varios miles de migrantes sirios y de otros países que se enfilaban hacia Grecia, después de que Ankara anunciara que abría sus fronteras, una medida con la que busca obtener apoyo occidental para su ofensiva en Siria.

Al menos 2,000 migrantes más llegaron este domingo a la zona fronteriza entre Turquía y Grecia, caminando entre los campos en dirección al punto de control de Pazarkule (Kastanies, en el lado griego).

Turquía afirmó el viernes que abría sus fronteras terrestres y marítimas para dejar pasar a los migrantes, suscitando en Europa el temor a una nueva crisis migratoria, como la que atravesó el continente en 2015.  Atenas indicó este domingo que había impedido que casi 10.000 migrantes entraran «ilegalmente» en su territorio desde Turquía en las últimas 24 horas.

La víspera, la ONU había contabilizado al menos 13.000 personas hacinadas en los 200 km de frontera terrestre entre Grecia y Turquía.

Ante este aumento del flujo de migrantes, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), organismo de la UE, indicó este domingo haber «subido el nivel de alerta para todas las fronteras con Turquía a elevado», según un comunicado.

Frontex agregó que supervisa la situación en las fronteras con Turquía de Grecia y también de Bulgaria.

Por su parte, el gobierno griego convocó una reunión de urgencia para este domingo. Bloqueados en Pazarkule, miles de migrantes pasaron la gélida noche cubiertos con mantas, y calentándose con lumbre.

El domingo por la mañana, pequeños grupos de sirios, afganos e iraquíes, entre los cuales había mujeres y niños, caminaban en fila al borde de una carretera, con mochilas en la espalda o en la cabeza.  Policías turcos, con mascarillas de protección, les hacían señales para que fueran avanzando.

El sábado, varios migrantes consiguieron perforar las vallas fronterizas del lado turco, para penetrar en la zona intermedia situada antes de la frontera griega. Pero la policía griega lanzó granadas lacrimógenas para repelerlos.

Durante todo el día se produjeron altercados entre la policía y los migrantes, que lanzaban piedras contra los agentes.  Las autoridades griegas anunciaron este domingo que detuvieron a más de 130 migrantes desde el sábado.

Grupos de migrantes también intentaban entrar a Grecia por mar, alcanzando las costas de las islas del Egeo. El domingo por la mañana, cuatro lanchas neumáticas con unos 220 personas atracaron en Lesbos, y una quinta en Samos.

A diferencia del sábado, cuando 180 migrantes llegaron a las islas pese a condiciones meteorológicas adversas, este domingo el mar estaba tranquilo.

Ankara afirmó este domingo que más de 76.000 migrantes abandonaron Turquía por la provincia turca de Edirne (noroeste) desde el viernes, una cifra difícilmente comprobable. Turquía decidió abrir sus fronteras para presionar a los países occidentales y obtener de ellos apoyo en Siria, donde Ankara sufrió un duro revés esta semana, después de que 33 militares turcos fueran abatidos en bombardeos aéreos atribuidos al régimen de Damasco.

Se trata de las pérdidas humanas más importantes que ha registrado Ankara desde 2016, cuando empezó a intervenir en Siria.

Desde el sábado, Turquía ha llevado a cabo múltiples ataques con drones contra posiciones del régimen sirio, y este domingo Ankara anunció que éstos se enmarcaban en una ofensiva más general.

FyF/AFP y La Jornada