Por Fernando Bossi| Uchco Pedro (Opinión)

El Callejón de Huayllas es un valle entre la Cordillera Blanca y la Cordillera Negra de los Andes peruanos. Se extiende principalmente en el departamento de Ancash, al norte de Lima.

Región de culturas originarias milenarias, en ella se encuentra Chávin de Huantar, un sitio arqueológico de construcciones, monumentos y esculturas que datan de unos tres mil años de antigüedad.

En este territorio, el 2 de marzo de 1885, comenzó uno de los más importantes levantamientos indígenas de la sierra peruana, liderado por Pedro Pablo Atusparia y Pedro Cochachín, quienes se pronunciaron en contra del abuso de los terratenientes, el injusto cobro de impuestos, los bajos salarios y el permanente despojo de tierras por parte de los hacendados. Con algunos pocos fusiles que habían quedado de la reciente Guerra del Pacífico y otras armas improvisadas, los insurgentes tomaron el pueblo de Yungay y controlaron prácticamente todo el Callejón de Huayllas.

Las tropas gubernamentales se movilizaron con premura, y tras sangrientas batallas lograron doblegar la rebelión. Atusparia, herido, firmó un acuerdo de rendición que no fue bien visto por mucho de sus pares. Pedro Cochachín, más conocido como Uchcu Pedro por sus pares, quedó entonces como jefe absoluto de las tropas indígenas dispuestas a continuar la rebelión.

El ejército arrasó pueblos y poblados, matando y torturando a todos aquellos que entendía que colaboraban con el jefe rebelde. Varios meses fueron de combate tras combate para someter a las fuerzas de Uchcu Pedro. Replegándose a la Cordillera Negra los indígenas levantaron “soldados” de piedra en las cimas de las montañas para hacer creer a las fuerzas represivas que contaban con más combatientes que con los que verdaderamente disponía.

Temerosos de avanzar sobre los “soldados” de piedras, la oficialidad del ejército preparó una celada para liquidar al líder indígena. Un Judas quechua se prestó para la maniobra. La traición hizo que Uchco Pedro fuera apresado y fusilado inmediatamente, sin juicio previo.

Aun hoy, en la cima de la Cordillera Negra, quedan como testimonio del alzamiento, las construcciones en piedras de los heroicos soldados del valeroso Pedro Uchco.

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