Tras más de 20 días de campaña electoral y duelo por un lugar en la octava legislatura de la Suprema Rada, Ucrania se sumió hoy en un silencio hasta la cita en las urnas el domingo.
El presidente Piotr Poroshenko decretó en agosto último la disolución de la Rada elegida en 2012 y convocó a consultas anticipadas para el 26 de octubre, a fin de legitimar el poder legislativo tras el golpe de Estado de febrero pasado y la usurpación de todos los poderes.
Los comicios, dominados por los partidos en el poder y sus aliados, transcurren en un clima de tensiones no solo por los ingredientes propios de la lid, sino matizados por el conflicto interno, la polarización y la guerra civil en el sureste del país.
De hecho, la mayoría de la población en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk probablemente no participe en las votaciones de este domingo, aunque las autoridades electorales en Kiev dieron por seguro la garantía para el funcionamiento de los colegios.
La veda electoral estipula el silencio de los medios de comunicación masiva en relación con la propaganda de partidos o candidatos, la prohibición al proselitismo y la divulgación de encuestas.
Los 450 escaños de diputados se elegirán por el sistema mixto de listas de partidos (225) y las circunscripciones de un solo mandato (225), con posibilidades para candidatos independientes. La barrera electoral para la entrada en la Rada es del cinco por ciento.
Desde el inicio de la campaña se denunciaron casos masivos de compra de votos de electores en aprietos económicos y agresiones a políticos opositores, cuyos partidos, sobre todo las Regiones y Comunistas, no pudieron participar en la porfía en igualdad de condiciones por la persecución de grupos radicales.
El Bloque de Poroshenko, el Partido Radical de Oleg Lyaskó y el Frente Popular, del primer ministro Arseni atseniuk son los mejores posesionados en las intenciones de voto, seguidos en cuarto puesto por la agrupación Autoayuda, del alcalde del Lvov Andrei Sadovi, en el occidente.
La coalición del presidente ucraniano podría acaparar de un tercio a un 20,5 por ciento de las papeletas, secundado por la organización radical de Lyashkó, con una tentativa de 10,0 a 8,6 por ciento de votos, según varios sondeos.
De acuerdo con el politólogo ucraniano Dmitri Perlin, la próxima Rada tendrá una amplia representación de afiliados a los partidos de la guerra, con el Bloque Poroshenko, en primer lugar, el partido Radical y el Frente Popular.
Al mismo tiempo, Perlin advirtió que ninguna de las cuatro formaciones con más posibilidades electorales representará a los electores y poblaciones del sureste del país. Sus intereses no serán tenidos en cuenta, afirmó el experto.
En su opinión, no solo el Frente y las figuras de Yatseniuk, Alexander Turchinov y el ministro de Interior Arsen Avakov son los únicos partidarios de la guerra, pues el resto de los políticos en el poder, incluido el Presidente, y los oligarcas, tampoco han hecho nada por la paz.
A la sazón de los comicios legislativos, el consejero presidencial Yuri Lutsenkon declaró que el régimen de alto el fuego negociado con las milicias populares era necesario para fabricar los armamentos y obtener la ayuda de Occidente.
Las cuatro fábricas de tanques trabajan en tres turnos ininterrumpidos para proveer de técnica blindada a las unidades que llevan a cabo la operación militar a gran escala en las regiones de Donetsk y Lugansk, confesó sin ambages Lutsenko, citado por la agencia ucraniana Unian.
Aseguró que en el tiempo de la tregua Kiev podría obtener equipos de guerra de alta precisión, ayuda financiera y asesores occidentales.
El régimen de cese al fuego se acordó por auspicio del Grupo de Contacto (incluida Rusia) en los encuentros de Minsk, el 5 y 19 de septiembre, respectivamente. A diario se reportan nuevas incursiones con artillería pesada en sectores residenciales del Donbass y en Lugansk.
Según declaró este sábado el canciller ruso, Serguei Lavrov, los acuerdos de Minsk juegan un papel importante de cara a un proceso de pacificación de Ucrania y de una solución duradera al conflicto interno.