Ultimátum de Maduro pone fin al infierno de las colas bancarias

La sede del banco de Venezuela en la Candelaria, al menos la ubicada en la avenida Este 0, lucía ayer y el martes igualmente con unos pocos clientes que entraban y salían rápidamente, en contraste con el amontonamiento de los días pasados en los que la cola llegaba hasta la esquina de Ferrenquín. Allí, anteriormente muchos optaban por meterse en la fila, “marcar” el puesto, avisarle al que estaba adelante e ir a completar una que otra diligencia. En los telecajeros de la agencia se acabó el agolpamiento y la angustia de tener que cargar con la preocupación adicional de estar atentos a los “coleados”.

El número de clientes ha sido tan escaso en esta sede que incluso mantienen apagado el aparato que dispensa los números para hacer gestiones por taquilla y para atención al cliente, y se facilita la atención especial a la tercera edad, embarazadas y personas discapacitadas.

Parado frente a la taquilla de la entidad bancaria, algunos se sorprendían de que la cajera les preguntara ¿cuánto ?, es decir , ¿cuánto quiere?. Una expresión que no escuchaban desde hacía mucho tiempo. El hombre dice con una voz insegura ¿puedo retirar 500 soberanos ? La mujer le ordenó que colocara el dedo pulgar sobre la captahuellas. En seguida le entregó ocho billetes de 50 bolívares y uno de 100 bolívares soberanos. Luego se retiró silbando en la calle la vieja canción “Me fui para Nueva York en busca de unos centavos…”. La operación no se extendió más allá de tres minutos.

Luis Perozo Martínez describe como positiva la decisión del presidente Nicolás Maduro de ordenar a los bancos que entregaran el dinero que requiriera el cuentahabiente o el pensionado, que al fin y al cabo les pertenece.

“Ha sido positivo, al menos parea mí”, dice Luis Perozo Martínez”. Cada vez que iba al banco me daban 10, 20 bolívares que no alcanzan para nada. Hoy día están dando lo que que uno quiere pedir, siempre que tenga dinero en el banco. La pensión me la dieron completica. El día de la pensión, el viernes pasado, me calé cinco horas y media. En la semana es menos tiempo. Yo estuve sacando una parte que quedó y era más rápido. Ahora tengo más sencillo que antes.

-¿En qué lo gasta?

-Normalmente comprando verduras, que es al contado y más barato. Compré queso, medio kilo en efectivo por 190 bolívares. Por lo demás, veo positiva la orden dada por el Presidente. Me siento contento. Ojalá se mantenga. Tengo 79 años. Solo me queda la pensionsita.

Nicolás Rivero, sentado en uno de los asientos de la plaza San Jacinto, refiere que fue uno de los pensionados que aplaudió esa medida que obliga a las agencias bancarias a entregar el dinero a los depositantes. Señala que al pueblo le hacía falta, ya que se acercaban a cobrar la pensión y le entregaban 200 bolívares.

“¿Qué puede hacer una persona que vive de la pensión con 200 bolívares?”, se pregunta. “El que cobra su pensión necesita sus reales. Yo los reales lo necesito en mis bolsillos. Todos estamos sufriendo esa situación económica. Yo tenía que viajar para oriente desde hace un mes y no lo había hecho porque no conseguía sencillo. Maduro pegó una cuando dio la orden de que pagaran completo las pensiones. Claro también han disminuido las colas, ya no se ven a toda hora, todos los días”, agregó.

Dinero en mano

Entre las soluciones aplicadas por los caraqueños para sortear las tediosas colas y juntar dinero se aplicó el irse para a las agencias del este de la ciudad, en el caso de los bancos del estado, bajo el argumento de que la clase media y pudiente no abría cuentas en los bancos del “rrrrégimen”, y, por ende, había menos afluencia de gente. Oros, en confesiones y revelaciones hechas en las filas, contaban que visitan varias agencias al día para ir juntando un poquito aquí, otro poquito allá.

“Muy bien, es una medida muy buena para todos. Nos vimos afectados con esas colas. Lo que hizo el presidente Maduro lo veo muy bien, que siga adelante, estamos todos para apoyarlo. Yo no iba al banco. ¿Para qué? Veinte bolívares no alcanzaban ni para comprar un pan. Para el pasaje en el transporte público, en mi caso, gracias a Dios tenemos el metro y me desplazó más por ahí”, señala Víctor Morillo.

Luis Gutiérrez, ocupado en el parloteo grupal en la plaza San Jacinto, concluye que la medida de soltar el dinero “ha sido positiva, pero tardía”. Piensa que la debieron aprobar desde hace mucho tiempo.

“Primero, porque uno perdía todo el día en un banco metido para que le dieran una miseria. Hay bancos como Fondo Común y el Bicentenario que no están dando completo el dinero. Yo en muchos casos uso la tarjeta, pero en otros casos necesitaba el efectivo y tenía que hacer unas colas horrorosas. Es bastante engorroso. Hay gente que se desmaya”, sustenta Gutiérrez.

Rómulo Paredes se suma a la aprobación generalizada de lo acertado de la disposición gubernamental. Se muestra satisfecho y agradecido.

“Me parece magnífico tener nuestro dinero en las manos”, asienta, “porque así podemos cubrir nuestras necesidades. Es una medida acertada. Esta última vez fui a cobrar la pensión y me pagaron completo. No había cola y muy buena atención. Fue en el Bicentenario de Chacaíto. Me parece muy bien esa medida. Tenía varios meses en eso a pesar de que el Presidente había hecho un llamado para que les pagaran completo a los pensionados. Muy acertada.

-¿Y cómo ha visto las colas?

– Me he dado cuenta de que ya las colas han disminuido porque están acatando las órdenes del Presidente, como tiene que ser. Yo con el efectivo puedo comprar las medicinas, pagar el pasaje. Vivo en Guarenas.

Jimy Ávila es partidario de que se tomen medidas drásticas contra los bancos que continúen restringiendo el dinero a sus clientes y a los pensionados. Afirma que se tiene que acabar con el doble rasero de los bancos.

“La Sudeban tiene que apretar los tornillos. Algunos siguen con ese juego maléfico a los pensionados, que no podían hacer uso de su dinero como ellos quieren ya que les ponen obstáculos. Les dan pero por momentos. Eso está como la comida con los comerciantes, por unos días respetaron los precios, pero vaya a Catia para que vea cómo están los precios. Así está el dinero de los pensionados, eso es por ratico, pero le vuelven a hacer lo mismo a ese pueblo tan hermoso, la tercera edad, que tiene que salir de sus sus casas a las tres, cuatro de la mañana, hasta la una, las dos de la tarde, que es cuando le están dando apenas diez soberanos. Ojalá que eso se mantenga, de entregarle la pensión completa y que se acabe el doble rasero de parte de los bancos con el pueblo. Han disminuido las colas; esperemos el 20 para ver qué pasa cuando paguen la pensión”, indica Jimy Ávila.

Fernando Romero también saluda como positivo el ultimátum dado a los bancos, incluyendo las entidades del Estado.

“Yo toda la vida he ahorrado y cuando necesitaba el dinero lo sacaba. Ahora me estaban dando apenas 20, 30 bolívares”, asevera.

Luis Mendoza asegura que en “Caracas es una maravilla”, entras y sales y con todo tu dinero, pero en el interior, sobre todo en Altagracia de Orituco, las cosas no marchan tan bien, sobre todo con la gerente del banco Bicentenario, aunque en general todas las entidades bancarias de este pueblo guariqueño prestan un pésimo servicio.

“El Banco Bicentenario, que es del pueblo, del Estado, es el que menos entrega dinero a los pensionados. En el pago pasado la gente intentó tumbar las puertas del banco porque no querían pagar completo, empezando por la gerente, siguiendo con los vigilantes, que impiden el acceso. Les cobran a los viejitos, que soportan una pepa de sol, un interés para dejarlos entrar. Es macabro lo que hacen. Ponen un toldito donde caben cuatro personas nadas más. En todos los bancos se les hace eso a los viejitos. A Altagracia viene de Macaira, de San Rafael de Orituco. Eso no se hace. La gerente dice: quéjense con Maduro que es el que los está gobernando a ustedes”, dice Luis Mendoza.

Eunices Véliz

Eunices Véliz señala que la decisión de Maduro de instar a las bancos a que cumplan con sus obligaciones es un acto de justicia, ya que ese dinero es del pueblo.

“Estamos claros que se está cumpliendo la medida, pero no al cien por ciento. No queremos que los adultos mayores vayan a un banco y se les niegue el dinero. Yo me preguntó por qué los bancos del Estado son los últimos que se tardan en cumplir la órdenes. Esa es mi inquietud”, agrega.

Colombiano agradecido

A Arnold Mogollón la posesión de efectivo le ha permitido comprar una gran cantidad de productos, sobre todo alimentos y vegetales. Con dinero en el bolsillo la situación se ha aliviado. Adicionalmente en la ciudad se nota un semblante de mayor distensión, dice.

“Todo el mundo está comprando sin tantas colas, en las cuales había hasta accidentes. Uno va A su banco, retira lo que va a retirar, si lo quiere todo, lo retira. Ha bajado esa atmósfera de presión”, observa Mogollón, quien piensa que todos tenemos que estar de acuerdo en apoyar la Revolución y a Nicolás Maduro que, a su juicio, lo está haciendo bien.

“Te agrego algo más”, detalla, “la actuación que tuvo en la ONU fue buenísima. A pesar de que soy colombiano, estoy de acuerdo. Lo reitero como colombiano: si ellos allá en Colombia están preparados, nosotros estamos mejor que ellos. No queremos guerra, pero allá manda la oligarquía y tenemos un falso positivo que es Álvaro Uribe Vélez, que está allá como un partido de la oligarquía. Toda Colombia no está de acuerdo con una confrontación. El pueblo no la quiere, lo desea es la oligarquía”, afirma.

Señala que disfruta de todos los beneficios de la Revolución: pensión, CLAP, los bonos. Además, estudia, algo que en Colombia no pudo hacer. Le dieron una tableta.

“Estoy viviendo aquí, en Colombia no estaba viviendo. Tengo vida. Con la crisis, con problemas, pero la estamos confrontando. Con la pensión me alcanza para un pollito, dos pollitos, para pagar el CLAP, para cargar en el bolsillo y bebernos un fresco”, afirma.

-¿De qué parte de Colombia es usted?

Soy de Ocaña, la sucursal del cielo, como decimos nosotros. Allá estuvo Bolívar, donde se hizo la gran convención (la Convención de Ocaña)”.

T/ Manuel Abrizo
F/ Gustavo Frisneda
Caracas