Una sonda aerostática del Ejército de Estados Unidos se ha soltado de sus ataduras y se encuentra en la deriva. Se está desplazando hacia el norte acompañado por dos aviones militares F-16, que están vigilando su vuelo sobre Pensilvania.
Una vez liberado de las amarras, el dirigible ha ascendido a una altitud de 4.800 metros y arrastra consigo aproximadamente dos kilómetros de cable, informa ABC News. De momento las autoridades militares no han informado al público sobre los peligros potenciales que presenta su vuelo no controlado ni un plan para recuperar el control del dirigible.
Desde hace tiempo, el programa de dirigibles de vigilancia del NORAD (Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial) ha sido criticado por inútil, costoso e ineficaz. Uno de estos aparatos, de 74 metros de largo y con helio en su interior, fue diseñado para detectar misiles de crucero invasores mediante sus múltiples sensores.
El presupuesto de este programa era de 2.700 millones de dólares. Sin embargo, los críticos lo bautizaron como un programa ‘zombie’, debido a que estimaban que ofrecía pocos beneficios y tenía escasas posibilidades de éxito.