Nominado como actor de reparto para los venideros Oscar 2020, Tom Hanks logra en «Un buen día en el vecindario» una actuación de primera… pero desesperante para el espectador.
Basada en una historia real, la cinta nos cuenta sobre la amistad entre Fred Rogers y el periodista Tom Junod, quien es un escritor de revista hastiado (Matthew Rhys, ganador del Emmy) que tiene el encargo de entrevistar a Fred Rogers (Hanks).
A Junod le parece Rogers un farsante, pero conociéndolo comienza a superar su escepticismo y aprende sobre la importancia de la bondad, el amor y el perdón. Después de todo, Fred Rogers fue el «vecino» más querido de Estados Unidos en los años sesenta y setenta.
Tal como le pasa a este periodista, el espectador se sentirá desconcertado ante un angelical animador de un programa de corte familiar en Pittsburgh. En la vida real Frederick «Fred» McFeely Rogers fue un educador, ministro presbiteriano, compositor, autor y presentador de televisión, donde auspiciaba ante todo la armonía, el perdón y la paz entre los hombres.
Aparte de los registros televisivos, quienes lo conocieron afirman que el hombre parecía un santo vivito y coleando, que no salía de sus casillas a pesar de cualquier inconveniente. Y la esencia de este ser es lo que transmite Hanks, dejando la duda de si está caricaturizando al ya desaparecido Rogers; o lo presenta lo más fidedigno que puede.
Hay situaciones extremas que desarrolla la acertada directora Marielle Heller, donde cualquier humano perdería el norte, pero el «buen» Rogers ni se inmuta. Lo acertado de Heller es que en ningún momento cae en sentimentalismos o se va por el camino de la parodia de un personaje que, aunque usted no lo crea, existió.